Busco en el DRAE:
Provocar.
(Del lat. provocāre).
1. tr. Incitar, inducir a alguien a que ejecute algo.
2. tr. Irritar o estimular a alguien con palabras u obras para que se enoje.
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6. tr. coloq. Vomitar lo contenido en el estómago. U. m. c. intr.
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Aun a riesgo de parecer sosa he de reconocer que, en general, nunca me ha gustado demasiado la gente considerada provocadora.
Estoy de acuerdo, como no, en que hay ciertos niveles de incitación que son estimulantes e incluso necesarios para desatascar determinadas situaciones o mover ideas, proyectos, sentimientos... pero no hablo de eso.
Yo me refiero a la otra provocación; a esa que describe la segunda acepción de la palabra que apunta el diccionario y cuyo ejercicio queda bien explicado en el punto seis. Vomitar.
Veamos: dime qué buscas provocándome ¿que continúe caminando?, ¿que me decida?, ¿que piense?...no. Quiero insultarte, quiero que te molestes, quiero herirte y ver la cara que pones...quiero joderte para que saltes.
Lo mejor de todo es la forma en que ese tipo de provocador acostumbra a disfrazar sus motivaciones porque es habitual encontrar argumentos como "la capacidad crítica"," la libertad de pensamiento", "el sentido del humor" o "la creatividad" en sus mensajes. (Aunque bien pensado lo verdaderamente curioso, dada su actitud, es que se molesten en justificarse).
Hace poco leí un post "divertidísimo" en el que un colega de estos desvariaba todo lo imaginable después de haber visto juntos por la calle a "un enano y un mongolito". Semejante chorrada le dio pie para preguntarse si había más enanos que gente con Sindrome de Down en la calle y conseguir 36 "divertidos" comentarios en su blog. Está claro que el tipo debía tener muy pocas cosas en que pensar o pocas neuronas dispuestas a dedicarse a algo que merezca la pena.
El colmo de la provocación ha sido leer a otro individuo que tiene un blog adscrito a un periódico de gran tirada en Argentina.
El susodicho se despacha a gusto con enanos, homosexuales, judíos o quien le venga en gana y tiene encima la desfachatez de arremeter contra los representantes de esos colectivos que le piden respeto tachándolos de cáncer de la sociedad cuando no de cosas peores como de buscar beneficio económico con sus quejas (y está muy bien que diga eso cuando él sí que cobra por escribir esa página de "opinión").
Está claro que hay gente que se siente con todo el derecho del mundo a decir idioteces sobre los demás ignorando por completo las circunstancias que les envuelven; gente que no duda en llamar "tarado" a un paralítico cerebral, "enanodecirco" a un acondroplásico, o soltar toda clase de barbaridades acerca de un homosexual. Oye, "libertad de expresión", qué susceptibles que sois todos.
Me vais a disculpar pero hoy la que escupe soy yo. Y quiero escupir todo mi veneno contra esa cuadrilla de inútiles que se cree con derecho a meterse con cualquier colectivo desfavorecido ignorando lo que significa la palabra respeto.
Hay mucha gente que está hasta las narices de que se les ningunee y maltrate y que merecen una consideración que se les ha negado durante demasiado tiempo. NADIE tiene derecho a negárselo.
No voy a aguantar que me digan que soy una retrógrada histérica cuando pido que no se insulte a la gente como mi hija bajo ningún concepto, ni que es una broma ni narices. Las bromas que se las hagan ellos en su casa, ese "sentido del humor" que lo apliquen con sus hijos primero.
No. Ni Aídas ni blogeros argentinos prepotentes ni adolescentes aburridos o pasados de rosca.
A la mierda con todos ellos.