Blogia
LaMima

MUY PERSONAL

Amigas de hospital

Amigas de hospital

Es curioso como el azar puede colocar a dos personas juntas en circunstancias duras y como una suerte de química o energía o yo que sé consigue enlazarlas.

En apenas cuatro días, el gesto agrio y distante del primer momento de convivencia ha dado paso a un brillo en los ojos, a palabras de ánimo, a una sonrisa tierna y sincera lanzada con cariño desde el quicio de la puerta (ahora no deben tocarse, ni siquiera estar cerca).

Ella deambula por el pasillo de vez en cuando arrastrando su gotero. Me gusta detenerme unos minutos, darle un beso (cielos, si apenas sé su nombre) y contarle nuevas (buenas) de la aislada. ¡Cuanto se alegra!.

Le he comprado un pañuelo como el de mi madre; le gustó mucho y va a necesitarlo. Tengo ganas de llevárselo, ver si está bien y seguir siendo el enlace de esa amistad incipiente pero profunda que a veces nos sorprende donde menos la esperas.

(Copio la estupenda idea que mi amiga Paloma tuvo hace un par de meses creando Flores para María en honor a una luchadora y adorno esta nota con unas flores para ellas, porque también lo son).

Razonablemente bien

Razonablemente bien

Esta mañana he escuchado en la radio una entrevista con Adolfo Suárez Illana, hijo del ex-presidente Adolfo Suárez, enfermo de Alzheimer desde hace ya varios años.

El comienzo de la conversación se ha centrado en su padre como persona, como enfermo, y ha sido como repasar un sentimiento que yo también tengo a fuego.

Transcribo algunas de sus palabras porque me ha impresionado comprobar que todas y cada una de ellas han pasado por mi cabeza en algún momento y que la esencia de la vida nos alcanza siempre a todos. Solo es cuestión de tiempo.

Está razonablemente bien.

En su mundo, amable, agradable. Como un niño pequeño.

...Me recibirá como si no me hubiera visto nunca. Cada vez que salga de la habitación y vuelva a entrar me saludará con la misma sonrisa y el mismo cariño … y hay que habituarse a eso pero, sinceramente, es agradable estar con él.

Son tremendamente sensibles al cariño. Cada enfermo es un mundo... Mi padre está muy agradable de trato, está fácil de manejar y eso es una auténtica joya porque no siempre ocurre con estos enfermos.

No sé lo que entiende, sé que no me conoce porque no da señas de conocerme pero sí se que cuando llegas sonriendo con los brazos abiertos … se ríe. Y hay que procurar hacerles el minuto que estas con ellos muy feliz porque del anterior no se acuerdan y el siguiente tampoco lo van a saber relacionar. 

Dejo aquí el audio de la entrevista. Lo que comento está al inicio....

Razonablemente bien..

Del tiempo y sus huellas

Del tiempo y sus huellas

Llegué a casa de una amiga de Ainhoa que celebraba su cumpleaños para recoger a mi hija y de pronto, la muchacha que animaba la fiesta me miró fijamente:

.. Tú eres Inma-me dijo con firmeza

.. Ehh...si, si, soy Inma. Perdona, ¿me conoces? ¿de qué? - me daba apuro la situación pero sé que mucha gente me tiene "fichada" sin que yo sea consciente de ello (es lo que tiene ir por el mundo con Ainhoa) así que en principio no me resultaba raro.

.. Claro que te conozco. Tú fuiste mi monitora de campamentos en Benicarló.

Me quedé muda. Los campamentos de Benicarló. Estamos hablando de 1986 y 1987.

.. Rayos, ¿como te puedes acordar de mí?

.. Te tengo grabada -me dijo rotunda-. Pasé un muy mal rato y tú me ayudaste. Recuerdo que aquel día hasta te bañaste conmigo.....

Me dió un vuelco el cuerpo y me fastidió sobremanera tener que reconocer que no la recordaba (hace muchos años, eran muchos niños...).

Es curioso, emocionante, comprobar que todo el mundo tiene ciertas escenas de vida grabadas a fuego y que, ¿por qué no?, sin saberlo tú puedes estar en una de ellas. Creo que eso me halagó aún más que el hecho de pensar que el tiempo no ha dejado en mí demasiada huella.

De todas formas desde el lunes ando escarbando en mi memoria, buscando el hueco de aquella niña que sigue siendo capaz de recordarme .... y el de la joven que yo era.

Seis ya..

Seis ya..

Placebo

Placebo

Desde hace ya un tiempo, Ainhoa tiene un remedio infalible para todos sus males.

Cada vez que le roza un zapato, si se golpea en la cabeza con la esquina de alguna mesa o se pilla los dedos al cerrar un cajón le falta tiempo para volar al cuarto de baño, coger un poco de papel higiénico o un pañuelo y aplicárselo, bien empapado en agua, en la zona dañada.

.. Ainhoa, ¡quítate ese papel mojado de la cabeza!

.. No Inma, ¿ves? así ya no me duele..

No le duele nada, dice, y en cuestión de segundos retoma su frenética actividad habitual. Sin tiritas.

Un pañuelo mojado que alivia, una sábana empapada que lo cubre todo. Pensar, con convicción, que pasado un cierto tiempo el miedo, el dolor se tamizan y lo que creías terrible o insalvable ya no te incomoda tanto. Solo una sombra.

“Ya lo pensaré mañana” decía Escarlata O’Hara, claro.

El sol de agosto se lleva los malos pensamientos; como los ojos de Daniel sonriendo, contemplar la montaña hermosa o mirarla a ella.

En un rato me acercaré a su mejilla, la empaparé de besos y la medicina, en mí, desplegará todo su efecto.

 

Me alejo de mí para verte.

Ha de ser así para coger medida, para respetar, para comprender, para permitir que salgas al mundo como quieres. Para que ambos cojamos aire juntos y ayudarte en todo esto.

Lo hago convencida. Pongo todo mi empeño en hacerlo bien, no lo olvides nunca.

Eso sí: doy un paso atrás pero, tampoco lo olvides, me queda todo ahí dentro.

Estirando

Estirando

Después de hacerme la remolona un montón de tiempo (y en atención tanto a mi espalda como a los consejos de una buena amiga) me he apuntado a pilates.

A ver; reconozco que a mí tampoco me sonaba bien la cosa al principio (siempre lo he asociado a Madonna, uff) pero mi amiga está convencida de que puede ser la solución a gran parte de las contracturas que mi sedentarismo personal y laboral me acarrean así que he decidido intentarlo.

Esta semana he comenzado las "sesiones de entrenamiento".

Aitana, la monitora, está intentando enseñarme "la técnica" y estoy en ese punto tontorrón que me recuerda a cuando aprendes a conducir y ves imposible coordinar lo de pisar embrague, meter una velocidad, controlar en el retrovisor quien viene detrás y mantener la dirección con el volante. Procuro concentrarme, respirar como me ha enseñado y hacer el ejrecicio:

.. Toma aire por la nariz.., ahora ¡expúlsalo! isquiones a talones, esternón blando, cierra costillas, mete ombligo, sube pelvis baja las vértebras, una a una, sobre la colchoneta... la barbilla pegada al pecho.......

Aaaarrgggg ¿todo a la vez?.. para colmo Aitana, desde su escaso metro cincuenta, es todo fuerza y flexibilidad a mi lado y me siento una panoli atrofiada. Bien estirada, pero atrofiada.

De todas formas esta frustración de principiante tiene su premio: no puedo pensar en nada más. Necesito todos mis sentidos para seguir sus instrucciones y controlar que mi cuerpo haga lo posible  para cumplir esos objetivos. No hay crisis, no hay desilusión, no hay angustia por lo que vendrá, no hay autocompasión ni desánimo...

.. Los hombros lejos de las orejas, leeeejos de las orejas. Estira el cuello.

Y lo alargo cuanto puedo: me gustaría que alguien tirase aún más de mis brazos y piernas en ese momento. Es un alivio, es estupendo. Desatascante.

Eso sí: está claro que este cuerpo mío, a pesar de sus limitaciones, resulta un chicle al lado de una cabeza empecinada últimamente en dibujar círculos alrededor de sus obstáculos en lugar de saltarlos y dejarlos atrás.

El siguiente paso será estirar el cerebro.

En el cielo....

Es que esa cigüeña, y ese nido....en el cielo, ¡ay!, no digo más.

Desde tierra... (para Ana y Vane)

Quería decir que desde la tierra controlo un poco más. Que se me mojaron las botas y que me dió escalofrío bajar del coche (iba pelín mareada, me pasa a veces)  aunque me hubiese quedado allí un buen rato. Abrigada y nerviosa. Impresionada. Pequeña.

Hoy, que voy a dejar esto colgado, he pisado más hielo. Hielo amargo. Estoy como adormecida por un mal trago..pero hay que coger aire.

Todo da siempre muchas vueltas, adivina lo que nos trae el tiempo, pero creo que hay algo sellado que nunca va a cambiar. No puede ya. No pienso dejarlo.

¡Y ya van cinco!

Dolor..

Dolor..

Hoy es un dia triste, muy triste; uno de esos días que una no hubiese querido saber.

Dicen que la naturaleza es sabia y lo será, qué voy a decir yo, pero a menudo se equivoca como nosotros. Se vuelve retorcida, injusta y cabrona. Se enfrenta a sí misma, se fagocita..como una idiota.

Hoy ha vuelto a hacer una demostración de su poder infame: hoy, de nuevo, ha permitido que un niño se aleje definitivamente de su madre. De sus padres.

Imposible encontrar consuelo que regalarles. No hay suficientes lágrimas.

Emoción

Emoción

De camino, por la mañana, una colonia de buitres (eran más de veinte seguro) descansaban en el borde de sierra, cerca de Remolinos. Majestuosos. Lamenté no poder parar para fotografiarlos..aunque probablemente no hubiese conseguido captar bien la imagen, limitaciones de cámara.

Pasando Ejea los mega-insectos de los arrozales estallaban contra el cristal recién lavado del coche y de cuando en cuando aparecía alguna rapaz oteando el campo sobre un cable de la luz. Las cigüeñas,  mientras, revoloteaban nerviosas sobre un campo regado.

Cerca de Castilliscar sorprendimos a un zorro cruzando tranquilamente un rastrojo y lamenté de nuevo no poder parar a fotografiarlo.

Eso sí, lo verdaderamente imposible fue captar en una imagen la emoción de una reunión familiar insólita. Hermosa. Dura. Verdadera.

Thanks mil

Thanks mil

Le "mangué" esta foto a mi querida Alpaquica el otro día sin imaginar que le iba a encontrar utilidad pública tan pronto (la privada está en marcha: la pienso colgar en mi cuarto).

Hoy he recibido un montón de "blogregalos" inesperados  y llenos de cosas que...uf, me han sentado de cine así que no puedo menos que daros las gracias desde aquí y deciros, como haría Inde, eso de ¡¡Que maja es la gente maja!!

Interpretar el arte: unas esculturas de Juan Muñoz

El sábado por la noche, en Informe Semanal, se emitió un reportaje acerca del escultor Juan Muñoz con motivo de la retrospectiva que acaba de inaugurar el Museo Reina Sofía de Madrid y que permanecerá en ese espacio, creo, hasta el 31 de agosto.

No presté inicialmente demasiada atención al programa, andaba distraída con mis cosas, pero en un momento determinado apareció esta imagen en el televisor ….

Obviamente captó todo mi interés.

Reparé en que la sala donde han colocado esta escultura había sido la elegida para entrevistar a Cristina Iglesias, viuda del artista, y que en la misma se podía ver también otra imagen similar esta vez con los brazos extendidos frente a una mesa de billar y sin ese llamativo color azul.

Cristina Iglesias se refería a ella como “Sara” en un tono casi familiar y hablaba de que su marido le había dedicado una etapa de su trabajo.

Me faltó tiempo para entrar en Internet y buscar información. Efectivamente, la escultura se llama "Sara frente al espejo", es de 1996 y existe otra, digamos, "versión" de la misma que me pareció aún más interesante

Seguí curioseando por ahí  y pude constatar que la alusión a la gente con enanismo había sido recurrente en su obra. La primera vez:  ’El apuntador’, en 1988

 

luego fui encontrando alguna escultura más (también masculina): "Enano con tres columnas" y "George"

 

La comisaria de la exposición, Lynne Cooke, hablaba en un momento del reportaje de "los enanos" como uno de los hilos conductores de la escultura de Muñoz refiriéndose a ellos como figuras al mismo nivel que los maniquíes o los muñecos de ventrílocuo y no sé, me chirrió esa especie de "cosificación", ese paralelismo.

Yo no veo ahí solo figuras, veo hombres. Percibo en ellos una cierta solemnidad (derivada quizá de su condición) y, sobre todo, soledad. George es un hombre solo mirando a lo lejos. Alguien que, de forma voluntaria o no, está aislado.

Y que decir de Sara. Fijaos bien sobre todo en la segunda escultura: esa mujer levantando un poco su falda mientras se contempla en el espejo (aunque he leido que sus ojos están cerrados..no se aprecia ese detalle en las fotos). Los tacones. Alguien aprendiéndose, asumiendo su aspecto. Se me ocurre incluso que la imagen de esa otra Sara "azul" es posterior: la llegada de la luz, del color tras la propia aceptación....

No tengo ni idea de lo que Juan Muñoz pretendía con estos trabajos pero me gustaría pensar que para él no eran simples "figuras". Es más, el hecho de que tengan nombre propio me inclina a pensar que significaban algo más que su propia imagen, digamos, "disarmónica". Sara y George son seres humanos en la mente del artista. 

Que se yo, probablemente veo lo que quiero ver, pero lo cierto es que contemplar esas esculturas no me "ataca" y en eso difiero de las críticas que he encontrado por ahí.

Todo lo que leo se desliza por los caminos de la expresión artística obviando siempre que estamos ante la imagen de personas.

Se habla de "la serie de los enanos" (como si el enanismo fuese una cosa) o de "deformidad" para indicar lo que es una simple diferencia de aspecto.  

Es evidente que mi punto de vista esta sesgado: no puedo abstraerme del hecho de vivir de cerca la acondroplasia pero como de momento no he encontrado forma de saber cual era realmente la intencionalidad de Muñoz ni su sentimiento hacia "Sara" o "George" prefiero quedarme con eso.

Considero el trabajo hermoso, digno y sugerente. Creedeme: hablando de arte y acondroplasia no abunda mucho esto. 

Estrategias (falta de..)

Estrategias (falta de..)

Siempre he sabido que no iba a ser una buena jugadora de ajedrez: no soy capaz de anticipar los próximos cinco movimientos de mis piezas.

Puede ser falta de ambición, impaciencia o incapacidad de cálculo pero lo cierto es que tiendo a programar lo mínimo posible (vamos, solo lo logísticamente imprescindible) y eso, claro,  tiene su precio: te descuidas y ¡zas!, adiós reina.

Contemplo atónita, parezco nueva, como me rodean grandes "estrategas" cuyo "trabajo" (vamos a llamarlo así) parece dar sus frutos mientras otros quedan en el olvido.

Solo puedo desear que cada noche les desvele un ruidoso botellón de conciencias.

Día de la madre

Día de la madre

Cada mujer es una madre diferente y lleva a la suya en su interior.

Ahí estoy, con mi amatxu (cuanto me gusta esa palabra), hace mucho tiempo.

Me reconozco en ella entonces (un nosequé en el pelo, algunos rasgos)  y busco lo que nos une ahora: la madre que ella fue al lado de la que yo soy en este momento.

Interminable camino de deseos, silencios y abrazos.

Nieve de primavera

Nieve de primavera

Me envía Ybris esta preciosa foto que hizo ayer, mientras amanecía en la sierra madrileña.

Se resisten a abandonarnos las nieves este año, ya nos lo dijeron los pastores, y lo mejor sería que además trajesen de su mano esos "bienes" que promete el refranero pero mucho me temo que se lo estamos poniendo difícil.... queda para rato.

Terminan los fastos semanasanteros y me sorprende que ella confiese haber perdido la fé después de tantos años de misas, novenas, procesiones y rezos. No le queda consuelo y como muchos asiste a las celebraciones con la única intención de perpetuar una costumbre que ahora, por desgracia, es solo un poco de alivio al encierro obligado.

Pena de generación engañada, reducida, amordazada en muchos casos. Tal vez ahora que las ventanas pueden estar abiertas encuentre más de una el aire que respirar y al que gritar y vivir lo que tanto tiempo y tanta tontada le ha quitado. Si se puede recuperar. Lo que quede.

Dejemos mientras que entre tanto duelo fastuoso disfruten los ojos de esa nieve hermosa y de la esperanza de que se supere esa parte del pasado.

Mi río

Mi río

Entonces no había piscinas, ni socorristas, ni vestuarios, ni cloro, ni cosas de esas. Al menos para la gente como nosotros.

Las tardes tórridas de verano desfilábamos con las bicis por la carretera, las mamás detrás parloteando, sin casco ni rodilleras: con chancletas.

La cuesta que bajaba al río era empinada, un montón de tierra y piedras. De cuando en cuando el alboroto de bicis se convertía en una debacle y más de uno acababa la tarde con las rodillas ensangrentadas, escupiendo piedrillas pequeñas y llorando a moco tendido no tanto por el escozor como por el disgusto de quedarse aquella tarde sin baño.

El agua solía estar siempre turbia: unos días verdosa y otros chocolate. Daba igual. Nos calzábamos las zapatillas viejas y entrábamos a saco, inmunes a los peces que pudiesen andar por ahí, a las culebrillas o al fango. Un gran flotador (una vieja rueda) servía para todos y siempre había un valiente que se tiraba al agua oscura desde el rincón más alto.

Me gustaba mucho ir allí cuando nos visitaban mis primos. Les enseñaba orgullosa aquel trozo de río como si fuera nuestro. Igual les parecía que no, que estaba tontica, pero me parece que tenía razón. Ese río era un poco mío, como de tantos.

Hace tiempo que su curso ha cambiado: aquel río mío ya no existe, como se fueron otras cosas de antaño.

He encontrado por casa unas cuantas fotos de mi infancia. Disfruto muchísimo mirándolas, no me canso de hacerlo, y esta me gusta especialmente.

Estoy en la Onsella, nuestro río con nombre de mujer, disfrutando con mis primos de una tarde de baño.

Descubro ahora que la Onsella nace cerca de las Cinco Villas y desemboca en el Aragón, el río que viene de mi montaña, en Sangüesa.

Me hace gracia comprobar que, por mucho que me parezca, no me he alejado tanto.

Papito

Papito

Él es PAPITO (yo, no sé muy bien por qué, dejo de ser su madre para convertirme en "Inma" alrededor de los dos años).

Al margen de las tontadas comerciales de días como hoy,  creo que es justo reconocer que mis hijos tienen una suerte inmensa por tenerlo siempre a su lado.

Mi Mary P.

Mi Mary P.

La semana pasada, camino del Pirineo, mis críos se vieron enterita Mary Poppins la mar de contentos.

Es curioso como esa película puede llegar a gustar a niños de esta generación de Pokémon, PsP, Sinchanes y demás (yo he de reconocer que no la tengo entre mis fetiches) pero lo cierto es que, mis hijos al menos, se la ponen de vez en cuando y parecen pasarlo de rechupete.

El sábado, la Alpaca me contó que procuraba verla una vez al año y nos reímos pensando en que ella misma se iba a convertir en una Mary Poppins en pocos días… mira por donde.

ella le debo este post y mucho más, porque no tiene precio el cariño con que nos trata siempre y el favor que nos está haciendo en este momento. Espero que el “Michael” particular que le ha caído encima estos días se lo agradezca como merece.

..ah, y reitero aquí: que nadie me diga que los bloggeros somos unos frikis, que no respondo.

Va por ti querida y por toda la gente que siempre está dispuesta a echar una mano.

 

MARY POPPINS - Con un poco de azúcar

(la escena está escogida con "sana" intención)