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LaMima

Una de libros

EL DISFRAZ

EL DISFRAZ

Este año, en el cole de Ainhoa, han propuesto como tema para el carnaval la literatura y, para variar, hemos ido "corrín corriendo" preparando el disfraz. Afortunadamene mi chica tenía bien claro desde el primer momento lo que quería hacer y como:

- Inma, tranquila. Ziara y yo hemos decidido disfrazarnos de "ebook". Es muy fácil: dos planchas de goma-eva, negra y blanca, y escribimos algo dentro.

No me pareció mala idea y la ví fácil así que me relajé tanto que anteayer nos llegó la prisa y nos pusimos a las tantas a preparar el invento.

El "formato" del traje estaba claro pero no habíamos decidido nada acerca de lo principal: ¿que escribimos dentro?Ainhoa había preparado durante el fin de semana un cuentete que finalmente le resultó muy largo y no le acababa de convencer así que había que ir a por el plan B: buscar algo chulo entre los cuentos que ya tiene.

En cuanto se lo propuse salió disparada a su habitación:

- ¡Ya lo sé Inma;Cyrano!

Claro, Cyrano.

Cuando Ainhoa era pequeña disfruté mucho comprándole cuentos ilustrados para leerlos juntas. Recuerdo perfectamente que me enamoré de uno que le regaló Inde: Princesas olvidadas o desconocidas ilustrado por Rébecca Dautremer. A ella también le gustó muchísimo así que cuando descubrí una versión de Cyrano de Bergerac, también ilustrada por Dautremer, no me pude resistir a comprarlo.

Todavía me recuerdo tumbada en su cama leyéndoselo mientras ella paseaba su dedico por el dibujo de la enorme nariz del protagonista. Y también recuerdo lo atenta que escuchaba mi relato. Y sus preguntas (entonces solo tenía 5 años).

Así que no me ha extrañado su elección, incluso el texto. 

"Aunque se tenga una nariz enorme, se puede llevar una vida normal.

Comer (sin demasiada pimienta), beber (con una pajita), dormir (excepto boca abajo) y enamorarse (sin comentarios).

Cyrano estaba enamorado de su prima Roxana."

 

La vida normal siempre tiene sus cosas. 

Disfruten del carnaval. Todos.


Llega el libro de Chesús: La mirada del bosque

Llega el libro de Chesús: La mirada del bosque

Mientras la familia de nuestro querido Labordeta puede, al fin, despedirse de él en la intimidad...un amigo suyo habrá de enjugar las lágrimas  (esas que hoy a mediodía brillaban cuando nos hemos abrazado en la sala de La Aljafería) para mostrar su mejor cara.

Mañana martes día 21, por la tarde, tendrá lugar la presentación en Zaragoza de LA MIRADA DEL BOSQUEel libro de Chesús Yuste. Le acompañarán el director de la editorial Paréntesis Antonio Rivero, el escritor Antón Castro y nuestro querido "cinépata" Alfredo Moreno.

Y un montón de amigos.

Y el abuelo desde donde esté.

Seguro.

Será a las 20.00 h. en el hall del Teatro Principal (en el Coso, junto a Plaza de España de Zaragoza) así que ya tengo cita para pasar un buen rato.... y un libro para unos cuantos más.

Un cuento

Un cuento

Llevo una temporada que me ha dado fuerte con los cómics y los cuentos para niños (y/o adultos) bien ilustrados. Ainhoa, muy aficionada a dibujar de momento, comparte conmigo ese afán y no podemos pasar delante de una librería sin que me pida entrar un rato al rincón que suelen tener reservado para ellos.

Uno de los últimos que hemos traído a casa (gracias al consejo de nuestra amiga Yolanda desde las "extremaduras") es este que os muestro hoy.

Orejas de Mariposa es un cuento de la escritora asturiana, Luisa Aguilar que le valió quedar finalista en un premio de literatura infantil en Italia el año pasado y que cuenta con las deliciosas ilustraciones de un dibujante brasileño llamado André Neves.

Nos ha gustado un montón.

Contra lo pastelosos y, a menudo, demasiado forzados cuentos "con moraleja" en Orejas de Mariposa se habla con sencillez de ese mundillo espinoso de los niños que insultan porque sí (que también los hay, claro), y de la necesidad de reconducir nuestra actitud hacia esas burlas absurdas para no hundirnos con ellas.

Es posible; unas orejotas grandes son ... mariposas, un vestido hecho con la tela de un mantel a cuadros esconde en realidad un tablero de ajedrez... la mamá de Mara ha construido para ella un manojo de argumentos con que enfrentar los comentarios maliciosos que le dedican algunos niños ..

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.. y ella los utiliza, si, pero no se trata solo de eso.

Comparar unas orejas grandes con alas de mariposa solo es un paso intermedio, una forma de llegar a lo más importante; el reconocimiento de nosotros mismos tal como somos.

Aceptar nuestras diferencias, alimentar nuestra autoestima de forma honesta y sin estridencias (aquí nadie es mejor que nadie) nos aleja de convertirnos en pequeños e infelices déspotas y nos ayuda a ocupar nuestra atención en algo más divertido que fastidiar a los demás o autocompadecernos.

Cuando leemos con Ainhoa este cuento disfrutamos con los dibujos, imitamos el sonsonete que suele acompañar las burlas...pero lo mejor de todo es el final.

Lo verdaderamente bonito, después de todo eso, es escuchar en boca de mi hija el texto de la útlima página..

.. "Mara es una orejotas!, ¿o nos vas a decir que son orejas de mariposa?"

.. "¡No!. Sólo son orejas grandes, ¡pero no me importa!"

Azul Ruso

Azul Ruso

Acudí a la presentación de Azul Ruso media hora antes de la convocatoria; quería hacerme pronto con el libro y saludar a su autora en persona (¡por fin!) sin el previsto agobio posterior.

Hice bien.

Patricia apareció enseguida, radiante, por la librería e inmediatamente me obsequió con el halago de reconocerme sin dar tiempo a que yo abriese la boca.

No pretendía entretenerla, no era momento, pero ella sabe como nadie sacar partido a lo breve; hubo cariño en nuestro cruce de palabras (como en la dedicatoria que dejó en mi ejemplar de su libro) y aún tuvo tiempo para contarme que el gatico de papel maché del escaparate (ese de la foto) había sido el inesperado regalo de un alumno (o alumna, no recuerdo ahora) para acompañarla en el evento. Me pareció un detalle revelador.

 

Había previsto leer Azul Ruso en la montaña, me apetecía la pausa que me suele proporcionar estar allí, pero como no todo suele salir según lo previsto (Murphy o qué) tuve que hacer mi primera lectura envuelta en el triste, aséptico y “azul” (bueno, en este caso verde rancio) marco de un hospital. Allí el libro es un universo nuevo.

Patricia escribe (y perdón por la expresión) endemoniadamente bien.

Tiene esa habilidad tan chula de decir mucho con pocas palabras; sabe explicar el color, el olor, el sabor de los sentimientos. Recorrer las cosas que miras o que pasan un instante antes de que el mundo se te venga encima (“.. Era sábado, habían dado las siete y el cielo plomizo se cargaba a ratos de una luz extraña, de fogonazos que tenían algo de descubrimiento fatal, de disparo en la boca”) poner palabras a determinados gestos mundanos (” ..Madame Chantal en persona nos abrió la puerta de su atelier, besuqueó el aire que rodeaba las mejillas de ambas y nos condujo a través de un largo corredor pintado de color oro”..) y conseguir así, siempre, colocarte en medio de una atmósfera reconocible y, sin embargo, peculiar.

Así Azul Ruso te arrastra hacia un mundo extraño donde personajes en ocasiones extravagantes resuelven sus conflictos de forma, digamos, curiosa pero que si lo piensas no hacen sino caminar como pueden, igual que los demás, por el circuito bacheado de la vida. De una cualquiera de nuestras vidas.

Desamor, trastorno, muerte, decisión, rencor, olvido….son sentimientos inherentes a la condición humana y ellos son los que salpican el libro disfrazados de magia, de excepcionalidad.

En ocasiones inquietantes, los cuentos de Patricia no te dejan frío, es imposible; llegan demasiado lejos. En mi caso el "paseo" con ellos empezó muy pronto, con el primero: Piroquinesis.

Tengo que decir no obstante que me parece el más real de todos, el más claro, el reconocible; quizás ni ella misma imaginaba cuando lo escribió la cantidad de verdades lleva dentro. Bueno, aunque seguramente, lo que ocurre es que son mis ojos los que, ya por deformación, van más allá.....  

Quien lo lea, creo, sabrá entenderlo.

Paracuellos

Paracuellos

“Acabo de terminar Todo Paracuellos. Qué mierda de país hemos sido”.

He enviado este mensaje a Carmen Alonso mientras abandonaba la cafetería con el grueso tomo que agrupa la serie de historietas que Carlos Giménez escribió entre 1977 y 2003 y que ella misma me regaló este sábado tras pasar un buen rato husmeando en la librería cercana a mi casa decidida como estaba a introducirme en el mundo del cómic.

Confieso que no tenía ni idea de la existencia de este trabajo y me he quedado perpleja; como supongo que imaginaba al comprármelo, me ha cautivado por completo. “No me digas qué te parece hasta que lo hayas leído entero”, me dijo, y aquí estoy escribiendo sobre la bandeja a los pies de una cama de hospital, con el libro al lado, interrumpiendo este relato para repasar algunos episodios que me han llegado al alma.

Ayer por la tarde, cuando abrí la primera página, me encontré con un prólogo de Juan Marsé (fechado en diciembre de 2006) que me dio una pista clara de lo que iba a encontrar dentro. Transcribo algún párrafo que no pude evitar subrayar: “Hoy en día, que tanto énfasis y tanta bilis ponen los nostálgicos de la dictadura en su negativa a la recuperación de la memoria histórica, una memoria que fue sojuzgada, amordazada, expoliada, falseada y humillada a lo largo de casi cuarenta años, convendría recordar la labor de los que se adelantaron en el testimonio y la denuncia de esa interminable ignominia.”

……………………

“Los seis episodios que componen la magnífica serie son la memoria viva y herida de su autor; el retrato fiel y la crónica implacable de unos hechos oprobiosos, y estos niños que compartieron con él un largo infortunio de castigos, hambruna, frío y soledades, hace ya tiempo que han pasado a formar parte de una insobornable memoria popular que no admite componendas”.

 

La primera edición de Paracuellos se publicó en 1977 y con esta serie de tebeos, Carlos Giménez se propuso acercarnos a las historias de los niños que vivieron en los Hogares del Auxilio Social durante la posguerra española. Giménez es alguien muy apropiado para hablarnos de esa experiencia: él fue uno de esos chavales famélicos, de cabeza rapada y orejas de soplillo, desolados por el abandono y la crueldad con que eran tratados ( y que, en consecuencia, se convirtieron en crueles a su vez) que deambuló por varios de esos “hogares”. En su introducción confiesa que todas y cada una de las historias, de las anécdotas que cuenta, están basadas en hechos reales y pensar que todo lo que he leído es rigurosamente cierto me produce un escalofrío.

Imaginar que realmente alguien era capaz de castigar una y otra vez a un chaval (cojo a consecuencia de la “polio”) por llegar entre los tres últimos a la fila, a un padre viudo dejando a sus hijos en el “hogar” para formar otra familia y acudir a buscarlos únicamente para “la foto de familia numerosa”, tanta bofetada (los famosos bofetones "a dos manos" que tenían la "ventaja" de que el agredido no caía al suelo), tanto golpe, tanta injusticia…tanta hambre…..adultos infames convirtiendo a inocentes niños en fotocopias de sí mismos…. Vergonzoso, humillante, descorazonador.

Dice Giménez en su prólogo que lo que ocurría en estos lugares no era sino la extensión de las actitudes de la sociedad de aquella época. Los Hogares de Auxilio Social eran un fiel reflejo de la España de la posguerra franquista y no conviene olvidarlo, claro que no.

Aunque nos ponga los pelos de punta, dejémonos llevar por esas historias, tan duras y tan enternecedoras a la vez (si, hay momentos que es imposible no sonreír) Aprendamos de lo que fue para dejarlo por siempre en ese recuerdo, lejos de la realidad actual o futura.

No cometamos de nuevo tantos y tan crueles errores.

(No he podido visitar los enlaces que os dejo, y otros más que acabo de ver de refilón, porque he estado unos días "fuera de red" en el más amplio sentido de la palabra. La viñeta que dejo, tan significativa, la he cogido aquí, aunque se me ocurrían un montón de fragmentos del libro para abrir boca)

La ceni..

La ceni..

Supe de la existencia de este cuento hace ya tiempo, a través de la red, y quedé entusiasmada. Hace un par de semanas, mientras encargaba un libro, lo ví en el estante de la librería; no me pude resistir, ¡y que bien hice!.

Creo que después de las buenas voces, en riguroso orden, envidio sobremanera a la gente que sabe dibujar y contar historias así que estaba claro que me tenía que encantar.

Nunila López Salamero tenía una historia que recontarnos y Myriam Cameros Sierra supo ponerle imágenes. El resultado: una delicia llamada La Cenicienta que no quería comer perdices.

Dicen bien las crónicas que circulan sobre él: estamos ante un cuento que desmonta cuentos. Estamos ante una cenicienta engullida por el "abrazo" de un príncipe penoso que, no sin ayuda y esfuerzo, consigue recuperarse y abrir los ojos para vivir su propia vida. Una cenicienta que aprende a decir NO. Todavía hace falta escuchar esto.

El prólogo es de Maruja Torres (".....Pasen y miren. Qué guapa está, medio tarumba aún por el descubrimientos de que ella para ella lo es todo.....") y cuenta también en sus páginas finales a modo de historieta (muy divertida) como se fraguó todo este proyecto. Merece la pena tenerlo entre manos.

Acabo de oir en la radio que los jóvenes piensan que siendo violentos resultan más atractivos....no sé en qué basan esa afirmación pero por si acaso no estaría de más que "la ceni" llegara a muchos de ellos.

Porque no es solo un cuento para adultos, de verdad. No os lo perdáis.

Ayer con Chema, con Isamar...con Dora.

Siempre he pensado que las cosas hechas con cariño, con convicción, con verdadero compromiso merecen salir bien: es, creo yo, su derecho.

Si a todo esto se le une un ingrediente definitivo, el trabajo, el resultado está garantizado y Dora Soñadora es prueba de ello.

Ojo, hablo de trabajo concienzudo (es evidente al abrir sus páginas), ese que se rumia, se insiste, se come el tiempo. El que nace de una cierta humildad (consultar a quien sabes que conoce mejor ciertas cosas) y de paciencia,  que seguro ha tenido un importante papel en el proceso.

Cuando ayer tomé mi ejemplar de aquella mesa y lo abrí lo tuve claro: allí había mucho de todo esto. ¡Que delicia!.

Me bastaron unos minutos para hacer una lectura rápida pero fue mas bonito escuchar y ver a Isamar contárnoslo. Su brazo derecho se había convertido en Fada mientras otro hermoso gato blanco descendía por su hombro….

Ainhoa, un poco asustada al principio, se rindió enseguida al relato de Isamar (y a su “brazo-gato”) como hicieron los demás niños que estaban allí con ella (alguno, por cierto, con verdadero afán de suplir a la “cuentacuentos”..jeje).

Luego vino Chema, el dueño del sueño, y nos contó un poco su camino hasta el libro. Nos recordó que era importante confiar en nuestros sueños, que gracias a ellos podíamos cumplir nuestros deseos y que, claro, esperaba que todos supiéramos ver (y enseñar a quienes se lo leemos) todas las cosas que sus páginas encierran dentro. Animales (humanos o no) diferentes, niños que se ayudan, letras de diversos tamaños, “gatos encerrados”, respeto.…

No conozco bien a Chema; apenas nos hemos visto un par de veces en persona. Solo sé de él por su trabajo y porque contamos con una amiga común pero me atrevo a decir que este cuento guarda muchos de sus compromisos personales.

Repaso el dibujo de la habitación de Dora, (hay allí muchas referencias a sí mismo y a su trabajo ¡y las que se me habrán colado!), ese momento de liberación animal que organizan Dora y su amigo Ginés.. .... todo, creo, forma parte del círculo de su mundo, y no podía haber encontrado mejor forma de mostrarlo. El resultado es verdaderamente hermoso. Os lo recomiendo vivamente, en serio.

Cuando terminó la presentación la última sorpresa: ¡lenguas de gato de chocolate!.... no podíamos haber salido más contentas con tales premios.

Presentación de DORA SOÑADORA

Presentación de DORA SOÑADORA

Ya está aqui: el "sueño" de Dora arranca este viernes día 30 de octubre en la FNAC Plaza de España de Zaragoza a las 18,30h.

Mirad la portada, ¡que bien se ven Dora y su gatico en ese colchón de luna!, dan ganas de acomodarse entre ellos ¿verdad?, pues ya podemos hacerlo.

Y ahora, sí, os dejo el dibujo del que hablé el otro día y entonces no podía mostrar (si pincháis encima lo veréis más grande). 

¿Se entiende ahora mi emoción?..

Un cuento que viene: Dora Soñadora

Un cuento que viene: Dora Soñadora

Me envía Chema Lera un precioso dibujo como anticipo del libro que acaba de publicar y que presentará el próximo día 30 ("haremos la presentación para niños" me dice en su correo)....seguro que no imagina lo halagada que me he sentido al recibirlo.

El dibujo (lo dejaré aquí tras esa presentación), además de bello, es muy especial. Mucho.

La sensibilidad que siempre demuestra Chema hacia las cosas me emociona y  me consta que a Luisa le ocurre lo mismo. Ella lo expresa muy bien en el blog de  Daniel; esa página de su nuevo libro, es "solidaria, bella y bondadosa".

El cuento se titula Dora Soñadora. Nos recuerda que hay sueños que necesitan ser compartidos para hacerse realidad...y muchas cosas más. Creo que nos va a gustar un montón.

Mientras llega el día 30 para tenerlo entre manos solo puedo desear desde aquí lo mejor a ese nuevo trabajo y, sobre todo, hacer llegar a Chema todo mi agradecimiento. 

(He cogido esta foto del blog de los gaticos de Chema. Su trabajo con el libro, como podéis ver, fue convenientemente supervisado).  

Las esquinas de la luna

Esta semana viene intensa en muchos aspectos así que habré de tomármela con calma. Voy calibrando fuerzas, no es fácil, pero mientras llega el equilibrio me espera algún buen rato. No todo es turbio.

Para empezarla bien, una bienvenida.

El martes día 16, a las 20,00h. en la FNAC de la Plaza de España de Zaragoza se presenta el poemario "Las esquinas de la Luna" (Eclipsados, 2009), de nuestra querida Luisa Miñana.

Tengo muchas ganas de ese poemario: leer a Luisa es siempre un placer. Lo fue en su momento con su novela Pandeoro (que recomiendo vivamente), lo es (sigue ahí) a través de ese "experimento" magnífico que ha resultado La Arquitectura de tus huesos, lo consigue cada día tanto en su blog como en el que comparte para hablarnos de Daniel y de la vida diferente (Un blog para Daniel) y que fue mi primer contacto con ella y lo ha sido sin duda en cada poema que de vez en cuando iba dejando por ahí.

Llegaba pues la hora de hacer algo en ese campo y aquí está: Las esquinas de la luna. Tengo curiosidad por leerlo, mucha, y por ver por qué caminos nos quiere llevar esta vez. 

Será el martes, allí nos veremos. 

Mientras, como afortunadamente tengo la suerte de contar con su amistad, le dejo aquí unas flores para desearle buena suerte y, ¿por que no? para deseármela también a mí. Las "recogí" en Jaca el fin de semana pasado y me alegra los ojos mirarlas de vez en cuando.

 

Más libros, si..

       

 

Pst, mirad que dos chuladas me han llegado estos días desde el Museo Pedagógico de Aragón.

Llevo el primero, Los secretos del Museo Pedagógico de Aragón, en el bolso desde que lo recibí: parece un cuaderno escolar...me encanta. Es como si me hubiese trasladado a otro tiempo.

Si queréis saber más acerca de ellos podéis pinchar aquí. (¡Ay!, no sé yo si eso del libro electrónico va a ser para mí...)

Tardes de blog: La Arquitectura de tus huesos

Tardes de blog: La Arquitectura de tus huesos

Recibo un correo de Javier López Clemente con una nueva cita para sus Tardes de Blog en ese mágico lugar que es El pequeño teatro de los libros y esta vez con protagonista de verdadero lujo: La arquitectura de tus huesos, el magnífico "libro-blog" con que Luisa Miñana nos ha deleitado durante poco más de un año.

Mi primer contacto con este trabajo fue, como sabe su autora, en un tren reparador camino a Gijón. No se me olvida casi ni una coma de alguno de esos textos (leed por ejemplo Venecia después de una tormenta de veranoSecond Life o La otra, tres de mis favoritos) pero mi entusiasmo de aquel momento no es nada para lo que ha llegado después.

Viendo en lo que se han transformado las páginas que encuaderné precipitada en el trabajo para viajar conmigo he de confesar que no supe valorar en su justa medida lo que tenía entre manos. Era de esperar: Luisa tenía muchas más cosas que contarnos, que sugerirnos, que provocar a partir de los textos que leí entonces.

El resultado es sencillamente magnífico y lo mejor es que su autora nos lo deja en la red dispuesto a ser releído en cualquier momento ..... " La arquitectura permanecerá orbitando entre los universos paralelos de nuestras interpretaciones..". Gracias querida, será un placer volver a ella de tiento en tiento.

No voy a poder acudir a la cita de este sábado, estaré fuera de Z esos días, pero me queda el consuelo de poder verlo después. (¿he dicho consuelo?..seguramente me fastidiará aún más haber faltado....)

Desde aquí mi más sincera enhorabuena a Luisa y a sus colaboradores en este proyecto (Fernado Sarría y Miguel Angel Latorre). De corazón.

Aquí tenéis esa invitación....también es para vosotros:

El pasado domingo se colgó en Internet el último capítulo de La arquitectura de tus huesos.

Tardes de Blog quiere dotar a este proyecto de carne, piel y esqueleto, una reconstrucción en otras coordenadas que contará con la participación de su autora Luisa Miñana, además de las voces de Susana Mazo y Elena Val.

El resultado de esa corporeización será reintegrado después a la red y el ciclo se cerrará. Se cerrará por nuestra parte. Por la vuestra esperamos que no: La arquitectura permanecerá orbitando entre los universos paralelos de vuestras interpretaciones. Vuestra es. Os esperamos

El pequeño Teatro de los Libros

http://teatrodelibros.blogspot.com

C/Silvestre Pérez 21- Barrio de Las Fuentes

(Autobuses 22-24-30-44)

Sábado 25 de abril a las 18:00 horas

Como dura poco la alegría...

Como dura poco la alegría...

.. Ayer me cansé de oir en radio y televisión que el IPC del mes de marzo había resultado un -0,1%. ¡Albricias!, piensa uno enseguida, con la cosa tan achuchada al menos que bajen los precios....

Se lo dije jubilosa a mi santo (responsable absoluto de la intendencia familiar) cuando nos vimos a la hora de la comida y me cuesta reproducir aquí el careto que puso el pobre: "¿que ha bajado qué?¿donde?¿cuando?" :P

Igual es que mi cesta de la compra no vale... le propondré revisarla cuando cambie el careto. Si eso.

.. De cualquie forma ya se sabe que lo mejor es poner al mal tiempo buena cara, así que mientras se me ocurre algo para cambiar la de mi esposo agradeceré a los amigos "Carbonell & Coipesol" (Joaquín Carbonell y Roberto Miranda) que hayan vuelto a las andadas y publiquen nuevo libro: ARAGON A LA BRASA.

Se presenta esta tarde, en el Drinks&Pool (Conde Aranda 138) a las 19,30h. Prometen merienda..oye, que no está la cosa para escatimar manduca..ni risas.

¡Por allí nos vemos!

Pirineos, tristes montes

Pirineos, tristes montes

Creo que adoro el Pirineo desde que tengo uso de razón.

Cuando era pequeña mi padre, tan amigo siempre de pasar el mayor tiempo posible al aire libre, solía llevarnos  a menudo en verano a pasar el día por allí. Entonces frecuentábamos sobre todo, el Valle del Roncal, Hecho y la Selva de Oza, (solíamos alternar un día de pirineo con otro por el acueducto, el pantano de Yesa, el puente de Artieda o los aledaños de la Foz de Lumbier. ¡Que regalo me dio con esos días por aquellos preciosos lugares!).

Luego llegaron las primeras vacaciones en pareja, con la tienda de campaña...y Benasque. Ese valle nos enganchó totalmente y fue nuestro destino fijo, verano tras verano, hasta que nació Daniel. 

Siempre tuve la secreta ilusión de buscar un refugio por esos lares. Como mi santo compartía totalmente esa afición, hace unos años decidimos liarnos la manta a la cabeza y, tras un largo y triste periplo que no viene a cuento, poco después de la llegada de Ainhoa pudimos disfrutar al fin de nuestro pequeño hueco frente a la Collarada.

Cuento todo esto porque sé que, en cierto modo, hace mucho tiempo que quería formar parte de esa tierra aunque eso no sea del todo posible. Me refiero a no ser la turistilla de la city que se limita a calzarse los esquís en invierno, sino alguien que disfruta, comprende, respeta y aprende de unos lugares tan hermosos y tan cargados de historia como los que encierran esas montañas sea en primavera, verano, otoño o invierno. Por eso, aquel día que buceaba por la página de La librería de Cazarabet y vi el libro de Severino Pallaruelo no me pude resistir a comprarlo.

Pirineos, tristes montes hace un repaso por algunas de las pequeñas historias que han forjado la vida de la gente del pirineo aragonés en los alrededores de la Guerra Civil. Historias de otros tiempos, de épocas grises y crueles, de gentes condenadas a vivir solas entre sus vecinos….. de situaciones que ahora nos cuesta imaginar (reconozco en muchas de ellas experiencias similares a las que mis padres me han contado de aquellos caseríos perdidos en el Pais Vasco, su tierra, y me pregunto si no será que la vida en los sitios realmente bellos tiene un precio demasiado caro..)

El autor nos introduce en ese mundo a la manera que se contaban las vivencias antes, a saltos, yendo de un lugar a otro, de una historia a otra de tinte distinto pero siempre con un denominador común: el decorado de unas montañas que aislan a sus gentes pero no lo suficiente como para alejarlas del horror de la miseria y la guerra. Veintiocho trozos de vida.

Queda un poso de tristeza cuando cierras sus tapas: cuesta creer que todo aquello haya ocurrido en los mismos parajes que ahora admiramos y nos embelesan..pero así ha sido y no lo deberíamos olvidar nunca, por eso me ha gustado tanto leerlo.

Ese es el bagaje de la tierra que pisamos, el que arrastra su gente (la que está y la que se fue) y de ahí viene gran parte de lo que ahora vemos. Aun así Pallaruelo deja algún resquicio, pequeño, para la sonrisa aunque venga de la mano de cierta ignorancia. La historia del aldeano que, paseando, recoge del suelo la caja vacía de una lata de sardinas, la lee con detenimiento y cuando llega a casa y descubre que una de sus cabras acaba de parir un cabrito decide bautizarlo con el pomposo nombre de “Peso Neto” consiguió arrancarme una carcajada.

Bueno, lo consiguió entonces porque ahora que lo pienso……………

(Foto: portada de la edición de 2008 publicada por Xordica Editorial, que es la que yo tengo. El libro se publicó por primera vez en 1990).

Bestiario ilustrado de Aragón, de Chema Lera...y un atardecer

Bestiario ilustrado de Aragón, de Chema Lera...y un atardecer

El viernes recibí en el correo una preciosa invitación para la presentación del Bestiario ilustrado de Aragón de Chema Lera.

Desde que supe del libro no veo el momento de tenerlo entre manos y admirar la investigacion y los dibujos de Chema así que haré lo imposible por acudir.

Será mañana lunes 23 de febrero a las 19,30h. en la Sala Ambito Cultural de El Corte Inglés de Paseo Independencia (2ª planta).

Y..que no me puedo resistir a enseñaros esta foto. No hace justicia, ya, pero algo así atardecía hoy en Monrepós. Maravilloso.

Dos libros

El sábado, en nuestra tarde de blog, Javier López Clemente me preguntó por el ritual que suelo seguir a la hora de elegir el libro que voy a leer.

Es cierto que disfruto mucho sentándome frente a mis estanterías intentando decidir cual es el más adecuado, oportuno..o factible para el tiempo que tengo o me viene, pero no siempre empieza así la historia. De hecho esta semana tengo dos entre manos que han llegado a mí de forma diferente.

El primero, al fin, El Alhaquín el poemario de Fernando Sarría premiado y que no pude recoger el otro día.

Además dedicado, que me hace más ilusión.

Un alhaquín es un tejedor. El poemario de Fernando es en cierto modo un recorrido por ese hacer y deshacer al que nos fuerzan los sentimientos. El amor...el deseo.

Como hago siempre con la poesía voy leyéndolo a saltos y en este caso sus versos breves se van haciendo así más sugerentes si cabe:

" Despacio, me dices, despacio

y yo te escucho lejos

hasta que clavas las agujas de tu dicha

como una pantera en mis costillas"

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" Me iré pronto, sabes que no soporto el silencio

que hace girar las cucharillas del desayuno"

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El segundo es Quieto, de Màrius Serra.

Hace más de un mes que lo tenía encargado en una librería y me llamaron por teléfono el lunes para decirme que ya estaba; me faltó tiempo para ir a recogerlo esa misma tarde.

Supe de este libro gracias a Luisa. Un día que quedamos a comer lo llevaba por el bolso y me lo enseñó: "te lo tienes que leer". Lo ojeé un momento y enseguida me llamó la atención este párrafo de la primera página: "..LLuís es nuestro segundo hijo. Tiene unas necesidades peculiares, pero eso sólo significa que estamos más pendientes de su fragilidad. Nuestro objetivo es que ni su hermana ni nosotros dejemos de hacer nunca nada de lo que haríamos sin no tuviera que ir por el mundo al 15% de rendimiento. No siempre es posible, pero la mayoría de las veces se trata sólo de hacerlo de otra manera..."

Me ha sido imposible dejarlo en la estantería esperando turno. Si pudiese detendría el mundo para leerlo ya mismo, enterito y con calma al calor de mi sofá.....pero de momento solo me ha dado para los ocho primeros episodios.

Hoy a mediodía he terminado el octavo. Se titula Correr y termina con Serra asumiendo con dolor y rabia que su hijo nunca iba a poder hacerlo "..que no sepa correr (Lluís) con la elegancia desgarbada que ahora mismo exhibe mi sobrino Oriol es otra cosa. Eso sí que es una maldad que nadie debería tolerar. Una verdadera putada"

Quizás por eso ha hecho que Llullu (Lluís) corra, en cierta forma, en el libro. 

La imagen que dejo de Màrius y Lluís en la alfombra viene de aquí y pertenece a la sesión fotográfica que padre e hijo se hicieron para crear esa imaginaria carrera.

Por mi parte he de decir que, cada vez que cojo el libro, dejo que resbalen entre mis dedos esas últimas páginas y así Llullu vuele hacia no sé que meta.

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* Seguramente esta entrada es la confirmación de que Javier es muy observador: efectivamente, solo hablo de libros escritos por amigos, o relacionados con la discapacidad. ¿Por que?..no sabría decir. 

**Acabo de darme cuenta de que los dos tienen algo en común: ambos me han llegado desde el bolso de Luisa Miñana.

Piedad

Piedad

“Gracias” a la incesante lluvia y, en especial, a uno de esos virus que acostumbran a visitar a nuestros niños en estas fechas, el sábado por la tarde me leí de una sentada (y no recuerdo la última vez que pude hacer algo así) PIEDAD, el último libro de Miguel Mena.

PIEDAD entró en mi casa la noche del jueves en ese bolso llenito de libros que volvió de la presentación del poemario de Marta y curiosamente se ha “colado” saltándose la larga lista de espera que, desde que me acuerdo, se impacienta en mi estantería.

Tenía un interés especial en él (quizá obvio por ese fino hilo con que siento que el azar me ha unido a su autor) pero reconozco que en realidad me embebí en su lectura nada más colocarle mi ex libris por su formato. 

PIEDAD se construye en base a pequeños textos acompañados de una foto (las hay realmente curiosas) y eso anima enseguida a entrar en él… pero no es un libro cómodo: hay demasiado dolor entre esas páginas. Demasiados recuerdos punzantes (propios o ajenos) y eso es difícil de pasar por alto.

No conozco personalmente al autor y por eso me cuesta encontrar el tono exacto con que se refiere a algunas cosas (el hecho de hablar de su hijo Daniel, que padece el síndrome de Angelman, como “el niño sin voz” o valorar su intención al ahondar una y otra vez en las desgracias que aparecen día tras día), pero seguramente su "piedad" quiera estar más cerca de la empatía que de esa otra palabra tan incómoda: compasión.

Leer a Miguel Mena es un placer porque sabe bien como contar las cosas, como llenar de sensaciones las palabras; PIEDAD es un ejemplo de ello aunque aquí lleguen teñidas por unos sentimientos duros que reconozco a mi manera (yo tampoco olvido)  y que son tan reales y dolorosos que sobrecogen.

Quiero creer que el libro es ese desahogo del que habla su contraportada; ese mirarse al espejo obligatorio para enfrentar las cosas que todos necesitamos de una u otra forma y la constatación de que uno, tras algunos golpes, puede transformarse en una persona que se molesta en mirar a su alrededor y en ver el sufrimiento de los demás con otros ojos.

La realidad, aunque dolorosa, no debería ser nunca un obstáculo a evadir (nada puede hacerla desaparecer) pero tampoco un puerto donde quedarte anclado; ese es el equilibrio que hemos de lograr.

Voy a quedarme pues con esa lectura que sugiere el libro: la de abrir los ojos a "lo que hay", la de ser honesto con tus propios sentimientos para convivir con ellos sin magnificarlos. Por eso hay un momento que me ha gustado especialmente y en el que, de verdad y por muchos motivos, me gustaría verme reflejada.

Es el que dedica a Mercedes, la madre de Daniel; el de la página 84.

 

“A lo largo de la vida es mucho mayor la probabilidad de llevar una participación del gordo de Navidad que la de tener un hijo con síndrome de Angelman, pero ella sonríe siempre con el brillo luminoso de quien acaba de ganar en la lotería.”

 

Volveré sobre el libro, estoy segura, merece relecturas.

Mientras llega ese momento lo he recogido en mi estantería y creo que he encontrado un buen lugar para él. Desde anoche “Piedad” descansa al lado de "Un amor especial" de Kenzaburo Oé, a quien él también dedica un texto.

Supongo que le gustará el alojamiento.

Las islas de Marta

El jueves, como tenía previsto, estuve en la presentación de OCHO ISLAS Y UN INVIERNO, el poemario de Marta Navarro.

Una tiene la tentación de sentirse fuera de lugar en un acto así (mi actividad diaria corre por otros derroteros) pero eso es imposible cuando estás al lado de gente como Marta, Chesús, Marisancho, Luisa, Fernando, Alfredo, Mamen, Jose Antonio, Primo…. y un buen número de “desconocidos” con quienes resultó fácil entablar conversación cómplice.

Me sentí muy bien en esa librería.

Escuchamos palabras hermosas y llenas de cariño en esa carta de Jose Antonio Labordeta  que leyó Pepe Melero, me quedé anonadada con la minuciosa presentación de Luisa (querida, quiero una copia porque seguro que me perdí algo. Yo, como dijo Marta, también querré dar una vuelta al poemario desde tus ojos) y también fue una agradable sorpresa comprobar que hay editores como Francisco Aranguren (me gusta el nombre de su editorial, El Desembarco) dispuestos a "embarcarse" en una aventura así con alguien a quien apenas conocen.

Al final nuestra Marta: serena, segura, honesta,… tremendamente cercana. Imposible no rendirse al encanto de esos momentos.

Volví a casa con esa emoción que trae el llevar un puñado de libros en el bolso (incluso para mis niños: Mamen tuvo un detalle para ellos que desde aquí le agradezco) y esa sonrisa que se te queda en los labios cuando has pasado un buen rato.

OCHO ISLAS Y UN INVIERNO tiene muchas dedicatorias, su autora ha sido generosa, y creo que eso muestra que hay una parte de ella en cada verso allí plasmado. Eso es bueno. 

Anoche, ya en casa, repasé al azar alguno de sus poemas y las palabras que escribió para mí en su primera página.

Pensé en la cantidad de lecturas que puede tener el libro y eso me pareció un tesoro: seguro que hará de este invierno un lugar más cálido.

(Tenéis fotos en el blog de Jose Antonio Melendo y en el de Primo. Nuestros fotógrafos de cabecera).

 

 

 

Los días y la nieve

 

Atardece en la colina de tus labios.

El húmedo viento de abril

nos devuelve

las horas perdidas,

los días furtivos,

todo el amor incautado

sin previo aviso.

 

Atardece,

y son las cálidas

huellas del deseo

las que abren manantiales

y fronteras de fuego.

Murmullos de jade recorren caminos

largo tiempo inescrutables.

Atardece,

y en tus labios empieza la aventura.

 

                   Poema de Marta Navarro

Una cita

Una cita

Que nadie lo olvide: mañana jueves 11, en Los Portadores de Sueños se presenta el nuevo poemario de Marta Navarro: OCHO ISLAS Y UN INVIERNO  con dos "padrinos" de lujo que, como merecen la autora y su trabajo, se han prestado con cariño a lanzar al mundo sus hermosos versos.

Cuanto me está gustando esto de acudir a las presentaciones de libros de amiguicos; me encanta.

Este, además, tiene algo especial para mí porque Marta dedica en él uno de sus poemas a Ainhoa y no os podeís imaginar lo que me emocionó saberlo. Que lujazo jolínes, no todos reciben una dedicatoria así con cuato añicos  (ni con cuarenta y tres, vaya, aunque no me voy a quejar que yo también he tenido mi gloria).

Pues eso: para el que pueda ir ¡allí nos veremos!.

Mi libro de verano: CHIQUITA (I)

Mi libro de verano: CHIQUITA (I)

Tenía preparado este libro para mis vacaciones desde el mes de abril: es voluminoso y me hubiese eternizado con él si lo comienzo en otro momento.

CHIQUITA, escrita por el cubano Antonio Orlando Rodríguez, cuenta la vida  de Espiridiona Cenda, una mujer cubana "liliputiense" (solo alcanzó las veintiséis pulgadas, unos 66 cm. de altura) nacida a mediados del siglo XIX y que se convirtió en una afamada artista de vaudeville.

De la mano de Chiquita y su biografía (más o menos fabulada por la protagonista y por su "escribiente oficial", y a la que el propio Antonio Orlando Rodríguez, que es quien recoge finalmente lo sucedido, va poniendo algún que otro obligado freno en aras de un mínimo rigor histórico) el lector pasea por los principales acontecimientos de aquella época: desde la independencia de Cuba hasta el inicio de la primera guerra mundial.

Aunque ese paseo histórico es en sí un atractivo, confieso que el verdadero motivo que me llevó a leer este libro fue conocer en qué términos se trataba a su protagonista en relación a su discapacidad y la verdad es que me parece que la novela no habla precisamente de eso por mucho que en su contraportada se incluya la manida frase: "La grandeza no tiene tamaño". (¡Claro que no jolín, que tontería!).

Resulta esperanzador constatar que alguien con las limitaciones de esta mujer (parecidas, que no iguales, a las de mi hija) fuese capaz, ya en aquella época, de vivir de la forma que quiso y llegar incluso a alcanzar un notable éxito social y profesional pero no me puede pasar por alto que en varios momentos del libro se hacen alusiones muy claras al hecho de que Espiridiona Cenda no era una "enana" sino una mujer pequeña pero "maravillosamente proporcionada". Vamos, que de alguna forma parece establecerse una línea divisoria muy clara entre la gente con acondroplasia, considerada deforme y por ello despreciable, y estas otras personas que simplemente son extremadamente pequeñas.

Si soy sincera la comparación no me ha ofendido exceso: sé que es y ha sido siempre así y el hecho de que el libro tome clara nota de ello solo confirma la evidencia. Probablemente, incluso hoy, la gente como mi hija no está tan mal vista por su estatura como por la circunstancia, al parecer imperdonable, de su desproporción. Qué cosas.

Aun así está claro que una gran parte del éxito de aquella Chiquita estuvo en lo curioso de su tamaño y que ella supo sacar partido de su diferencia. Se me ocurre pensar que igual consiguió, a fuerza de ser vista aquí y allá, que la gente dejara de pensar únicamente en su aspecto...pero bueno, mejor dejarlo. Pecaría de ilusa, supongo.

No tomo pues, mas allá de la coincidencia que supone su talla baja, la experiencia de esta mujer como ejemplo real para la vida de las personas como mi hija en este momento. Desde luego sería absurdo aunque he de reconocer que hay un pasaje concreto que me ha llevado a reflexionar sobre mi experiencia personal al respecto pero, permitidme, hablaré de él en otra entrega para no alargar el post. De momento yo diría que la historia de Chiquita solo debería tomarse como un caso de tesón, de ganas de dirigir la vida de uno sea como sea. De motivación para esforzarse por superar las barreras que muchos tienen de frente y allí sí le puedo tomar la palabra, pero nada más.

Con todo reconozco que el libro me ha gustado; definitivamente ha sido una buena elección para estos días.

Siempre he sentido una especial atracción por la literatura sudamericana: ese aire surrealista, un poco mágico, con que muchos de sus autores despliegan sus relatos me encanta y aquí Antonio Orlando Rodríguez no me ha decepcionado.

He disfrutado, especialmente, con los giros "cubanos" que el autor pone en boca de Cándido Olazábal, "biógrafo oficial" de Chiquita y no puedo evitar sonreír ante esa cierta magia con que se envuelven, a propósito, determinados acontecimientos.

Me queda pues un buen gusto de la novela. Extensa pero entretenida diría yo. No entro a valorar su calidad literaria porque no me siento capacitada pero, desde luego, ha merecido la pena pasear por esas más de quinientas páginas y sumergirse en un mundo ya pasado pero, si lo piensas, no tan lejos.

Otro día os cuento el resto.