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LaMima

UN AMOR ESPECIAL de Kenzaburo Oé

 

Como ha ocurrido otras veces, fue Luisa quien me puso sobre la pista de este libro con este post, y este otro en los que transcribía uno de sus capítulos más significativos.

Por poner en antecedentes a quien no lo conozca, Kenzaburo Oé (escritor japonés, Premio Nobel de Literatura en 1994) nos habla en él de su vida y la de su familia dentro de la que su hijo mayor, Hikari (luz), nacido con una grave hidrocefalia que le ha ocasionado serias deficiencias físicas y psíquicas, marca un ritmo y unas pautas especiales.

Tras el golpe inicial, Oé ha hecho de su hijo el tema central de su obra y aunque al parecer es en otro libro "Un asunto personal", escrito un año después de su nacimiento, donde muestra la cara mas dura y brutal del caos que supuso para él la llegada de un hijo en esas circunstancias (no tardaré en leérmelo y lo podré valorar) creo que este es muy revelador desde otra perspectiva.

Un amor especial está escrito cuando Hikari ya ha cumplido la treintena y en un momento en el que la familia ha conseguido algo muy importante: encontrar su propia normalidad con él en su seno.

"Llevo más de treinta años en el mundo-dijo con su tono de voz más impasible-, pero mi tiempo total de ejecución es solo de cuarenta y siete minutos cincuenta y tres segundos" dice Hikari haciendo reconsiderar a sus padres su negativa a hacer con él un largo viaje por Europa. Un paso más; viajar con su hijo. Algo normal en cualquier familia...no se atrevían pero él reclama una vida como la de los demás. Todos merecemos tenerla.

Los Oé supieron dejar de mirarse a sí mismos, de lamentarse: este es un paso fundamental para la vida en familia con un hijo disminuido.

Desde luego para ello, como explica en otro momento, todos han tenido que pasar por las distintas fases que un problema así acarrea (conmoción, rechazo, confusión, esfuerzo...aceptación), han establecido  su tempo: "A menudo nos parece, sobre todo a mi esposa, que nunca hemos dejado de contener el aliento desde que nació Hikari", han asumido, han aprendido a entender..y a disfrutar de su vida juntos.

El escritor consigue aquí mirarse a fondo a sí mismo y a los suyos: con honestidad y sin melodramas ni triunfalismos innecesarios. Cuenta por ejemplo, en el capítulo titulado Compasión: "Es necesario cierto valor, tal vez una clase de valor triste, para admitir que ha habido, y sigue habiendo, momentos en los que la familia, y yo en particular, no hemos sido capaces de dominar el enojo causado por Hikari"

Un valor triste dice...pero es valor. No es fácil reconocer algo así por mucho que cualquiera que lo lea vaya a entenderlo, me ha gustado esa sinceridad. 

Un amor especial  nos habla pues de esos enojos, de algunos problemas cotidianos de "logística" familiar pero también reflexiona sobre la capacidad de la sociedad para aceptar como miembros de pleno derecho a sus discapacitados. De la importancia de reconocer y asimilar con normalidad su existencia y sus especificidades tanto a nivel físico y práctico como en el campo de los afectos  ("..las actitudes sentimentales hacia los niños minusválidos, que estimulan el hábito de ocultar su dolor a la gente, pertenecen a la misma clase de pensamiento que hizo humear las chimeneas de Auschwitz") y de cómo es imprescindible que cada familia establezca sus propios mecanismos para permanecer como tal.... y de cuanto merece la pena hacerlo.

Hikari ha supuesto un reto para los Oé pero, como ocurre en estos casos, ha compensado con creces el amor y el esfuerzo que su familia ha hecho por él. Seguramente por ese motivo ha conseguido encontrar una forma de  comunicarse con los suyos, con todos: la música y se ha convertido en un conocido compositor de música clásica  que, al menos que yo sepa, ya ha editado dos CD's.

Cuando terminé de leer el libro sentí una gran curiosidad por conocer como era esa música que salía de él y, buceando en la red, no tardé en "escucharle".

Traigo aquí dos videos de Youtube que me han parecido significativos.

En el primero, que podéis ver en este enlace,  encontramos a Kenzaburo Oé junto a Hikari en la presentación de un concierto.

No sabría explicar aquí la emoción que sentí cuando los vi allí juntos: escuchar (lástima no entender) a Kenzaburo hablando, y ese gesto atento de Hikari ....

El segundo es también especial. Nada menos que el maestro Rostropovich interpretando una composición suya que, curiosamente, se titular "A TALK" (Una conversación). Me ha parecido verdaderamente hermosa.

Oídla, cuesta un momento. Así se comunica Hikari Oé. "Discapacitado". Con su familia...y con quien quiera escucharlo.

6 comentarios

Javier López Clemente -

Hola.
Copio y pego de El País de hoy:

El gran secreto de Miller

El dramaturgo estadounidense ocultó que tenía un hijo con síndrome de Down

BÁRBARA CELIS - Nueva York

EL PAÍS - Última - 01-09-2007
El escritor Arthur Miller protestó contra la guerra de Vietnam, luchó contra los abusos que su Gobierno perpetró contra los comunistas, estuvo siempre del lado de los desfavorecidos, pero repudió a su propio hijo por ser un discapacitado mental. Según publica la revista Vanity Fair en su número de este mes, el autor de obras universales como Muerte de un viajante tuvo un hijo con síndrome de Down en 1966, fruto de su matrimonio con la fotógrafa Inge Morath, a la que conoció durante el rodaje de Vidas rebeldes cuando aún estaba casado con la protagonista de aquel filme, Marilyn Monroe. Morath tuvo primero una hija, Rebecca Miller, hoy una reconocida cineasta, y luego llegó Daniel, quien cuatro días después de nacer, y pese a la oposición de Inge Morath, sería depositado en un orfanato y eliminado por completo de la vida pública y privada del escritor. "Nunca se ha publicado una fotografía suya, pero quienes conocen a Daniel Miller dicen que se parece a su padre". Así arranca un extenso reportaje de investigación que por primera vez saca a la luz los detalles de la oscura relación entre el escritor y su hijo secreto. Rebecca Miller asegura que Daniel es hoy "parte de la familia", pero nunca lo fue mientras su padre estuvo vivo.

Con fama de ególatra, frío y orgulloso, el escritor escondió públicamente la existencia de aquel hijo que no parecía ser compatible con su vida de dramaturgo e intelectual de referencia. Ni siquiera lo menciona en su libro de memorias, Timebends. Sin embargo, seis semanas antes de morir, a los 89 años, Miller quiso enmendar 40 años de ausencias y decidió incluir a Daniel en su testamento, repartiendo su riqueza a partes iguales entre sus cuatro hijos (además de Rebecca y Daniel, también fue padre de Jane y Robert, fruto de su matrimonio con Mary Slattery).

Daniel, quien llegó a participar en los Juegos Paralímpicos compitiendo en categorías como esquí y ciclismo, creció solo en diferentes instituciones y no conoció a su padre hasta 1995, cuando durante un acto público en el que el escritor iba a hablar en defensa de un discapacitado mental acusado de asesinato, Daniel subió al escenario y abrazó a Miller.

Javier López Clemente -

Encontrar el equilibro dentro de cada familia ya es un reto dentro de la "normalidad", fuera del canon debe ser tarea de titanes.

Salu2 Córneos.

inde -

La mayor diferencia entre este tipo de niños "disminuidos" y los "normales" es que los primeros nos enseñan más a nosotros que nosotros a ellos.

Entrenómadas -

Tengo la suerte de haber leído a este bastantes cosas de este autor , gracias a Yiuchi Itabashi, amigo del alma y aragonés-japonés.
Me alegro que te haya gustado.
Besitos

Luisa -

Ya sabes, Mima, lo que me emocionó este libro, lo que lo valoro. La lucidez, la serenidad, la responsabilidad, la sinceridad con las que Oe afronta los problemas que suponen en la vida diaria la discapacidad de Hikari son una referencia ineludible. A los Oe se les ve bellos.
El otro libro del que hablas es más durillo, pero muy interesante como reflexión, creo de una conducta totalmente opuesta a la que aparece en "Un amor especial". Este título me resulta tan hermoso...
Gracias por los videos. Fantásticos. Besos, besos

39escalones -

Sólo he leído un libro de este autor, pero me parece fantástico. Posee una sensibilidad muy especial.
No sabía nada de él aparte de lo que decía la cubierta del libro. Por cierto, la música de Rostropovich, genial.
Abrazos