Larrosa
"Cuando desaparece un pueblo se pierde con él una parte de nuestra memoria histórica. Por insignificante que haya sido su papel en el devenir de una comunidad, el hecho de que el grupo humano que lo habitó un día se separe y abandone sus raíces produce en sus miembros una herida profunda. Porque esa desaparición supone el fracaso de un sistema de vida, de una sociedad a la que no se pudo o no se supo socorrer a tiempo" |
"La Garcipollera, memoria de un valle" de Pascual Calvo Ramón
Hacía casi cuatro años que no volvíamos por allí.
Conocimos Larrosa, como digo, en septiembre de 2010. Tras descubrir Cenarbe y la historia de los pueblos “expropiados” del Valle de la Garcipollera, hemos tenido un interés especial por visitar esos lugares empujados al olvido durante la construcción del embalse de Yesa. Acín de la Garcipollera, Bescós, Bergosa (este es también especialmente hermoso. Para él guardo otro post) tienen esa magia que guardan los lugares que un día tuvieron vida ..y ya no.
Larrosa es un lugar bellísimo como digo y, sobre todo, accesible para una niña como Ainhoa. Solo hace falta tomar ruta hacia Santa María de Iguácel y poco más de 1 km. antes de llegar a esa maravilla veremos una pista a mano derecha que nos indica el nuevo destino (está con barrera, no se puede acceder con coche).
El camino tiene su pendiente en algun tramo pero como no es excesivamente largo y el "firme" es relativamente llano no se nota demasiado.
Además tiene un aliciente que considero importante para animar a los críos a seguir ruta; cuando apenas has caminado 15 min. ya divisas a lo lejos las ruinas del pueblo. (A ver: los chavales tienen que saber a dónde van. Andar por andar es tontería, y eso ya les pica un poco).
Al paso de Ainhoa apenas nos costó 45 minutos llegar al pueblo, un paseo. Eso sí, con todas las protestas del mundo mundial: "Inma cuanto falta", "Inma yo es que me canso", "Inma me duele el tobillo..la rodilla...." "Inma: ¡no puedo más!".. "Inma, ¿cuando nos comemos las patatas?"...ainss. Cada vez romancea más cuando la hacemos caminar.
La verdad es que lleva ya tiempo quejándose de la rodillas y/o los tobillos cuando vamos al cole por la mañana (lo hacemos a pie; está relativamente cerca de casa y hay que aprovechar) y de momento me siento incapaz de asegurar si lo hace por, digamos, vagancia o realmente le molestan. Supongo que será un poco ambas cosas: sus piernas son cortitas y sus rodillas muy laxas (poca "muleta" para el resto del cuerpo) pero no nos podemos rendir, necesita hacer ejercicio.
Así que, romancín, romanceando llegamos enseguida a nuestro destino; Larrosa.
Caminar por sus ruinas rodeados de silencio es especial. Además el otro día lucía un sol radiante y los colores de los arbustos y la hierba que van cubriendo los restos del pueblo eran espectaculares.
Buena recompensa para su esfuerzo. Ainhoa volvió a casa satisfecha de su "hazaña" y nosotros ni os cuento.
Os invito en serio a conocer lo que queda de aquel pequeño pueblo de 12 casas, y para hacerlo mejor no dejéis de visitar el enlace que os dejo al pie para saber un poco lo que fue en su momento. No podemos devolver a estos lugares la vida que albergaron pero, al menos, permitamos que sigan teniendo un sitio en el recuerdo. Para ese socorro aún hay tiempo.
"Las costumbres y tradiciones de Larrosa, su normas de administración y convivencia llegan a nosotros gracias a la prodigiosa memoria de don Pascual Calvo Ramón, quien además de haber nacido en el pueblo reúne la ventaja de haber trabajado en el mismo como Secretario, con lo que tuvo acceso a una información privilegiada que ahora comparte con nosotros".