De qué lloramos (CHIQUITA II)
Como adelanté en el post anterior sobre CHIQUITA, hay un episodio al comienzo de la historia con el que sí me vi identificada en cierta forma y que me llevó a volver de nuevo a una reflexión que me ronda hace tiempo. Lo reproduzco aquí parcialmente, a ver qué pensáis vosotros.
En él Cirenia, la madre de Chiquita, viendo que su hija no crecía a pesar de todos sus rezos y esfuerzos por alimentarla lo mejor posible decide visitar a una mayombera (bruja) para pedir consejo.
La vidente, harta de consultar sus distintas "fuentes" para dar una respuesta a la infeliz mamá y viendo que todas parecían mudas ante sus preguntas, decide recurrir a los santos (a los mpungos), y convoca a Kukamba (el espíritu de un congo, un esclavo africano muerto hacía más de trescientos años) para pedirle que les averiguara "qué planes tenían en el Más Allá para la niña Espiridiona Cenda del Castillo".
Transcribo:
"A través de los ojos de la médium, Kukamba miró a las mujeres de hito en hito y les contestó que Allá no conocían a nadie con ese nombre tan rimbombante. A no ser que...¡un momento! ¿acaso se referían a Chiquita?¡haberlo dicho antes, carajo! ¿a quien se le había ocurrido ponerle un nombre tan grande a una piltrafa de gente?... (¡!)
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Kukamba le preguntó, con una sonrisa sarcástica, cuál era la enfermedad de la niña. ¿Era ciega?...¿era muda o sorda?¿estaba baldada?....la madre de Chiquita le dijo que gracias a Dios (y al instante pidió perdón al Altísimo por mentarlo en aquel ambiente sacrílego) su hija podía hablar, oír y moverse a la perfección, y que tampoco parecía tener problema alguno en la mente.
Al oír sus respuestas Kukamba resopló con impaciencia e inquirió, con evidente mal humor, cuál era entonces el mal que tanto le preocupaba.
- - Ella es muy...demasiado ....chiquita- se apresuró a contestar Minga, al notar que su ama había perdido el habla de nuevo.
El congo soltó una risotada y repuso que en el mundo, para que fuera mundo, tenía que haber de todo: gente grande, gente chiquita y gente más chiquita todavía. ¿Quién había dicho que los chiquitos no podían ser grandes?. La niña lo sería a su manera, predijo misteriosamente. Por último aconsejó a la siñora que volviera a su casa y que no le pusiera más peros a su yija. Los mpungos se encabronaban con los lamentos de la gente inconforme ¡Po Dio santo bindito! Mejor que no siguiera provocándolos o el día menos pensado iban a castigarla mandándole kimbamba mala a su chiquita."
Tiene razón, ¿por qué Cirenia temía tanto por su hija si no estaba enferma?..Chiquita era una niña sana, ¿a qué venía entonces tanto miedo?, pues a ser diferente, claro.
A ser señalado, excluido, ninguneado, observado con descaro..solo por tu aspecto.
Cuando fui consciente de que mi hija era lo que es, no tenía la más remota idea de lo que eso suponía para su salud: yo salí del hospital llevándola en brazos con un solo pensamiento "mi niña es enana". Esa palabra fue suficiente para hundirme en la miseria durante un tiempo, tengo que reconocerlo.
En el año 2004.
Afortunadamente "Kukamba" no leyó mis pensamientos porque no hubiese parado de darme bofetadas o mandarle "Kimbambas" y, evidentemente, Ainhoa no merece eso.
10 comentarios
Luisa -
Besosssss
Un beso.
Entrenomadas -
Me haré con el libro.
Kisses,
Ybris -
La realidad resulta ser siempre mucho menos perversa de lo que nos imaginamos.
Y el mundo bastante más acogedor de lo que nos tememos.
Ainhoa no "es" enana. Es una niña con una peculiariedad física que la habrá de condicionar, sin duda, pero no condenar a una exclusión más que improbable.
Ainhoa es cautivadora por encima de su tamaño actual o futuro. Lo supe desde que me hablaste de ella.
Y ahora lo sé mucho mejor.
Besos (uno muy fuerte a Ainhoa)
blanca -
laMima -
Una cosa es su salud y otra, nimia pero de momento grave, es el tema de su aspecto.
Todo-a-un-leru -
De todos modos, eso ya pasó, y si Kukamba te viera ahora, seguro que lo que te mandaba era Kimbamba, pero de la buena.
Fíjate que se me está antojando leerlo a mí también, me ha gustado ese párrafo.
Besos.
Rosa.
Lamia -
Isabel -
Deja de pensar en eso, aunque eso sí es lo mas dificil del mundo.
Tendré que acabar leyendo el libro!
Besicos.
Inde -
Rapidamente te diste cuenta de que tú lo que querías era luchar para cambiar el mundo, y esa tarea es la hostia, eso también es verdad.
Todo eso hay que asumirlo, necesitamos darnos un tiempo para ello. Así que deja de darle vueltas. Despacha esos amagos de sombras. Que como kukamba y los mpungos os mandaran a ella o a ti ninguna kimbamba mala, la que se iba a encabronar iba a ser yo; que no me conocen esos tíos. A ver qué va a pasar aquí.
Mamen -
¿Qué tal el nuevo curso?
Un beso a tus hijos y mucha suerte con sus tutores, que para padres, ya los tienen realmente geniales.