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LaMima

Ayer con Chema, con Isamar...con Dora.

Siempre he pensado que las cosas hechas con cariño, con convicción, con verdadero compromiso merecen salir bien: es, creo yo, su derecho.

Si a todo esto se le une un ingrediente definitivo, el trabajo, el resultado está garantizado y Dora Soñadora es prueba de ello.

Ojo, hablo de trabajo concienzudo (es evidente al abrir sus páginas), ese que se rumia, se insiste, se come el tiempo. El que nace de una cierta humildad (consultar a quien sabes que conoce mejor ciertas cosas) y de paciencia,  que seguro ha tenido un importante papel en el proceso.

Cuando ayer tomé mi ejemplar de aquella mesa y lo abrí lo tuve claro: allí había mucho de todo esto. ¡Que delicia!.

Me bastaron unos minutos para hacer una lectura rápida pero fue mas bonito escuchar y ver a Isamar contárnoslo. Su brazo derecho se había convertido en Fada mientras otro hermoso gato blanco descendía por su hombro….

Ainhoa, un poco asustada al principio, se rindió enseguida al relato de Isamar (y a su “brazo-gato”) como hicieron los demás niños que estaban allí con ella (alguno, por cierto, con verdadero afán de suplir a la “cuentacuentos”..jeje).

Luego vino Chema, el dueño del sueño, y nos contó un poco su camino hasta el libro. Nos recordó que era importante confiar en nuestros sueños, que gracias a ellos podíamos cumplir nuestros deseos y que, claro, esperaba que todos supiéramos ver (y enseñar a quienes se lo leemos) todas las cosas que sus páginas encierran dentro. Animales (humanos o no) diferentes, niños que se ayudan, letras de diversos tamaños, “gatos encerrados”, respeto.…

No conozco bien a Chema; apenas nos hemos visto un par de veces en persona. Solo sé de él por su trabajo y porque contamos con una amiga común pero me atrevo a decir que este cuento guarda muchos de sus compromisos personales.

Repaso el dibujo de la habitación de Dora, (hay allí muchas referencias a sí mismo y a su trabajo ¡y las que se me habrán colado!), ese momento de liberación animal que organizan Dora y su amigo Ginés.. .... todo, creo, forma parte del círculo de su mundo, y no podía haber encontrado mejor forma de mostrarlo. El resultado es verdaderamente hermoso. Os lo recomiendo vivamente, en serio.

Cuando terminó la presentación la última sorpresa: ¡lenguas de gato de chocolate!.... no podíamos haber salido más contentas con tales premios.

6 comentarios

Rosa. -

Pues espero que disfrutéis mucho de ese cuento... a los primeros libros siempre se les coge ese cariño que los hace un poco más especiales que los demás... y si además van con chocolate incluido, ni te cuento, jeje.
Besos.
Rosa.

Lamia -

Lo de las lenguas de gato fue la guinda al pastel. ¡Pero qué pastel!

Elena -

Gracias por compartir este momento. Creo q a los reyes magos les pediré este cuento para los peques. ¡Que envidia, lenguas de gato con lo que a mi me gustan!..je,je,...wapa y rewapa Ainhoa.

Entrenomadas -

Es un libro precioso, precioso. Y me pasa como a Luisa, me he perdido la present.

Gracias por las fotos, por el texto y por pode ver a Ainhoa.

Qué gusto.

K,

Marta

Luisa -

¡Gracias por la crónica y las fotos! Tanta grima que me da por no haber podido estar...
Todo lo que dices es verdad. Y el cuento es una auténtica joya: estética, gráfica, creativa, pero también de compromiso y convicciones personales.
¡Cómo me gusta a mi también esa foto de Ainhoa!
Besicos

Ybris -

Acabo de decírselo a Luisa y, después de leerte, te lo digo a ti: me hubiera encantado estar en esa presentación y habría disfrutado más que Ainhoa.
Me haré con ese libro y lo leeremos como quien se sabe en caso más que como quien explora.
Preciosa foto la felicidad de Ainhoa con su libro y su lengua de gato.

Besos.