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LaMima

Una reflexión

Una reflexión

Al principio me preparaba un bollo de pan bimbo con mantequilla y azúcar.
Luego dejó de echarme azúcar y más tarde suprimió la mantequilla "engorda mucho hija".
Al final de curso ya no me llevaba almuerzo: "desayunas bien, no te hace falta"
Anabel me dice siempre que es una historia muy triste cuando lo verdaderamente triste es que sigo contándola.
Me parece que, por mi hija y por mí, va siendo hora de olvidarla.

(La imagen corresponde, evidentemente, a un cuadro del genial Fernando Botero. Unos siempre dignos gordos)

2 comentarios

Lamia -

Inma, después de todo he sacado una conclusión: la mayoría no "somos" gordos. Nos "hacen" gordos.

patri -

Hola hermosa, compañera de dietas y confidencias.. Siempre me ha maravillado tu fuerza de voluntad y tu tesón, ese esfuerzo tremendo que haces… Qué le vas a contar, a una que empieza la dieta porque le da vergüenza que escriban “sobrepeso” en el reconocimiento médico anual; a la que se quitó el pan, la cocacola, la leche semi y se pasó a lo integral, a los sin (sin algo rico) y a probar cada año el último anticelulítico y algún que otro brebaje mágico… Pues nada, maja! Que cada uno es como es y el cuerpo tiende a recuperar, y que a pesar de hacer un gran esfuerzo ya no ves la recompensa y, al final, decides que no es tan tremendo que ni la 40 ni la 42 vivan en tu armario, y empiezas a sentirte bien con estos kilos (aunque da un poco de vergüenza reconocerlo), y a sacarte el mayor partido posible con lo que hay (que no es poco, je, je…) Resumiendo, que yo te veo estupenda, y que aunque la recompensa es ver un kilillo menos cuando te subes a la báscula y abrocharte ese pantalón de hace 3 años… eso no es lo que verdaderamente importa y nosotras lo sabemos.
Un beso “gordo”