NORMAL
.. Mira Inma, que ya está - sonríe-. Yo pensaba empezar el bachillerato sin trastos y hemos tardado un poco pero bueno; a partir de ahora voy a ir al instituto "normal" así que todo está bien.
Desde el día 30 de septiembre Ainhoa funciona por el mundo sin la "ferrata" que de una forma u otra la acompaña desde 2017.
Ese día dijimos adiós a los fijadores que han ayudado a crecer (9 cm) sus húmeros y desde la semana pasada tampoco tiene que llevar las férulas protectoras cuando sale de casa así que, ahora mismo, todos sus "gadgets se reducen a los inevitables brackets y eso es un clásico adolescente que no cuenta.
Lo primero que quiso al volver de Málaga fue transformar su habitación. Ha cambiado la colcha, los cuadros con que mimosamente adorné su cuarto en otro tiempo son ahora fotos que significan algo para ella, hemos retirado de la estantería la caja de las curas (la retahíla de aceites de masaje se queda todavía un rato) y las camisetas con corchetes están recogidas en una bolsa para la próxima chica que las necesite.
La decisión, la ilusión y la tranquilidad con que está transformando esta parte de su mundo, con que se está definiendo, me encanta.
El otro día me contaba que la elongación de brazos ha sido menos traumática que la de piernas, si, pero que este tiempo se ha sentido más extraña, más lejos de lo que quiere ser. Que ahora se ve libre y tiene ganas ya de vestirse a su aire (¡ay! los fijadores imponen demasiadas limitaciones y apaños en la ropa), de ocuparse de sí misma sin mi sombra, de ser al fin normal.
No es la primera vez que utiliza la palabra "normal" para explicar su anhelo y yo entiendo bien a qué se refiere; no tiene ningun problema en asumir que tiene acondroplasia, es lista, pero necesita dejar claro que eso es sólo una parte de su vida y que le quedan muchos otros ámbitos donde funcionar como cualquier chica de 16 años .
Vamos, que está harta de llamar tanto la atención (silla de ruedas, aparatosos fijadores imposibles de disimular primero en piernas y después en los brazos, faltas a clase para visitas médicas, fisioterapia ....) así que por mucho que quien la conoce o la ha visto en esta etapa no pierde oportunidad de alabar la fuerza que ha demostrado (con un cariño que reconozco y agradezco de corazón) ahora su único ánimo es pasar desapercibida. Creo que se puede entender.
Desde que mi chica llegó a casa he aprendido que mucha gente trata la discapacidad con una distancia que le impide valorar lo que supone realmente vivir (VIVIR) siendo "diferente"; estoy segura de que la mayoría ni imagina lo "normal" que llega a ser una familia como la nuestra. Probablemente yo hacía antes lo mismo y al darme cuenta sentí la necesidad de mostrar la realidad, por eso existe este blog.
Por eso os cuento ahora que hemos terminado una fase complicada y ella reclama su vida propia; funcionar como los demás y con las interferencias justas. Qué menos.
Aunque sé que ese camino tiene sus esquinas (en realidad ella también lo sabe) no puedo sino aplaudir y alegrarme infinitamente por el empeño que pone en ello.
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