Nada de nada
Cuando era pequeña me mareaba una barbaridad en los coches.
Creo que mi record estuvo en pedir a mi padre que parase a los 5 km. de arrancar para no poner todo perdido porque realmente era un caso de libro: me ponía malísima con el simple olor de la estación de autobuses de "La Veloz" y solo oír la palabra "biodramina" me provocaba unas arcadas de órdago (es que un día se me ocurrió masticar una; solo quien la ha probado sabe de lo que hablo).
Lo mejor de todo es que había dos vehículos en los que nunca me mareaba: los trenes y el seiscientos de mi tío Alberto (ese que véis al fondo en la foto). La cosa tenía su aquel porque nuestro coche era igualito pero oye, que para mí no era lo mismo. En el de mi padre me ponía malísima y en el de mi tío no.
Como podéis imaginar la cosa tenía truco: siempre que viajaba en aquel coche lo hacía cantando. Al entrar en el seiscientos de mi tío Alberto mi prima Elena (la chiquilla más mayor de la foto) y yo (si, la otra chiquilla) nos transformábamos en un dúo sin parangón y dábamos unos recitales de no te menees durante todo el trayecto. Por pequeño que fuese. Incluso mirando hacia atrás para saludar a los coches que venían...que éramos unas "profesionales". Y tan feliz oye, tiene guasa.
En aquella época nuestro repertorio, como no podía ser menos, incluía fundamentalmente a Mocedades, Rosa León, Nino Bravo y Cecilia. De esta última creo que nos sabíamos casi todas sus canciones, hoy dejo aquí una de las que más me gustaban: Nada de nada.
Primero en versión original, con la inolvidable Cecilia
Y luego esta versión de Amaral que he encontrado mientras buscaba la otra y que me ha parecido estupenda.
11 comentarios
Mamen -
Los grupos que hablas, son muy buenos, aún hoy los escucho.
¿Y nada de nada? Buaaaaaaaaa me tocas la fibra sensible...es que es Nada de nada. Me quedo con Cecilia, aunque Amaral también suene bien.
Un abrazo
badil -
Inde -
:P
Rosa. -
La música que nos acompañaba a mis padres, primos y a mí durante la hora que duraba el viaje hasta la playa, como ya he dicho otras veces, era sobre todo la de las sevillanas, especialmente mis Ecos del Rocío... aunque mi padre también era el rey de la rumba "de gasolinera"... toda una experiencia, subirse en aquella C-15. Cuando cambiamos de coche me costó lo mío acostumbrarme.
Besos.
Rosa.
koldo -
Miguelgato -
patri -
Fernando -
Elena -
Ybris -
Menos mal que cantando (en seiscientos, claro) no hay problema.
A mí siempre me recomendaron mirar al horizonte infinito.
Lo cual era muy bonito pero menos efectivo.
Besos.
elbarzal -
Besos