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LaMima

Otro momento: splash

Otro momento: splash

Fue una suerte poder subir los 23 pisos sola entre la gente.

Mientras ascendía, la gota iba recogiendo su estallido y mostrando la magnífica imagen de su caída; llevaba tiempo esperando ese momento.

La pendiente era suave y resultaba tentador admirar las vistas que se ofrecían entre las vigas de los ventanales. Era como si uno se encontrase en otro lugar: la ciudad desde lo alto siempre se transforma y te hace sentir como una hormiga ignorante que se ha estado perdiendo parte de la belleza del mundo.

Conforme iba subiendo sentía como aumentaba el pálpito y resultaba trabajoso controlar los accesos de pánico o de dolor o lo que sea eso que le estaba oprimiendo la boca del estómago desde hacía un tiempo.

Al llegar arriba la decepción del espacio cerrado y la alegría de sus ojos recibiéndome impacientes:

.. ¡Ya era hora, cuanto has tardado! ¿quieres tomar algo?

Si, claro que sí: gracias por esperarme.

Que alivio respirar de nuevo el aire de vuestra presencia: ya casi lo había olvidado.

5 comentarios

Fernando -

La subida a la torre del agua tiene algo místico. No se si son los acordes que suenan en forma de continuo, la visión de el resto de la gente subiendo o bajando (el ser humano como elemento intrínseco de la arquitectura, vivo, móvil, pero uno ausente de otros, simultáneamente activo y pasivo, y parte real del edificio. Sentirse a la vez observador y a la vez parte del todo observado... no se, me parece algo que todos deberíamos hacer, subir, y ver que es lo que nuestra mente es capaz de generar, y lo mismo mientras se baja...

patri -

Cómo envidio tu ascensión en solitario y, por supuesto, el reencuentro en la cima. No sé por qué las dos veces que he subido me ha pasado por la cabeza que un día de estos alguien saldrá en las noticias por volar hacia la gota... no sé, será el vértigo (o el cenizo que me caracteriza, je, je). Lo cierto es que me parece imponente aunque la llegada también me decepcionó, esperaba más luz arriba. Bs

Ybris -

Un placer ese esfuerzo por llegar a la altura deseada mientras la gota espera su caída.
Pero sobre todo cuando al final hay unos ojos impacientes y sonrientes que nos esperaban.

Besos.

Antonio -

¡Guachi!

Alpaca -

Qué bonito, Inma. Me han encantado. Gracias por brindar líneas como estas.
besico