El libro de los escolares de Plasencia del Monte
Lo he ido leyendo poco a poco, saboreándolo, y ayer llegué al final: ¡que delicia!.
Creo que es ahora cuando comprendo de verdad lo que Victor Juan decía en su introducción:
"Hay objetos que parecen devolvernos a otra época o nos transmiten la emoción que sintieron quienes los sostuvieron antes que nosotros en sus manos como si en las cosas pudiera latir la memoria. Un poco de todo esto es lo que me ocurre cuando acaricio el humilde papel en que los niños de Plasencia del Monte y Simeón Omella, su maestro, estamparon, letra a letra, algunas de las páginas más hermosas de la historia de la educación y de la escuela aragonesa del último siglo".
Desde que terminé la carrera, y hasta que Daniel comenzó el colegio, he vivido ajena al mundo académico: es ahora, como madre, cuando he empezado a preocuparme en serio por la forma en que mis hijos van a desarrollarse desde ese mundo. Para mí ha sido una sorpresa conocer gracias a este libro la existencia, en otro tiempo, de una escuela tal como yo la concibo.
He descubierto que Simeón Omella, como otros profesores del entorno rural durante la II República, trabajó con los niños de Plasencia del Monte siguiendo un método pedagógico ideado por Celestin Freinet después del fin de la I Guerra Mundial.
Todo lo que leo acerca de este hombre redunda en una misma idea: Freinet era un maestro del pueblo al que le gustaba aprender de su gente y que huyó siempre de las teorías y los individualismos. "descubrió que la escuela no tenía razón de ser si los niños no se comprometían con ella, no cooperaban en el desarrollo de sus clases.... Los niños han de aprender de la vida y de la comunidad en la que viven".
Su método era eminentemente práctico: trabajo en equipo, correspondencia entre escuelas diferentes, cooperación entre los maestros, esa imprenta con la que "inmortalizar" los trabajos de los chavales...una escuela viva.
¡Cuánto me hubiese gustado participar en algo así cuando era pequeña!. No es difícil imaginar los rostros satisfechos de unos niños de 7, 8,10 años viendo sus cuentos, sus historias impresas y encuadernadas a los ojos de todos.
En esta hermosa reedición leo como los niños de Plasencia del Monte, guiados por Omella, nos cuentan muchas cosas de sí mismos, de su pueblo y de su vida en esas entrañables páginas: Antonio García, de 10 años, habla de la vida de los esquiladores, Eusebio Beraues (con "10 años y 6 meses") relata una "historieta" protagonizada por un bandido apodado "El cucaracha" que no digo yo que fuese del todo inventada, hay un pequeño relato conjunto de toda la clase acerca de la agonía de una culebra en medio de una cosa extraña que se llama "asfalto" y no he podido evitar sonreír con el tinte surrealista de la historia de "Zacarías el caracolero" que relata Manuel Malo, de 10 años.
Hay cariño y trabajo en esas páginas, ¡que orgullosos se debieron sentir al verlo terminado!,
Pienso también en el asombro de Elena Ruiz Gallán al descubrir en la "falsa" de su casa ese libro extraño en el que se hablaba de gente de su pueblo y que ha hecho posible que hoy podamos tener esta joya en nuestras manos...increíble. Ella también debe haber sentido algo muy especial con esta publicación.
"Pocos días después de que Simeón Omella y los niños de Plasencia del Monte concluyeran de encuadernar este libro, con el papel recién herido por la tinta, estallaba la Guerra Civil. Las palabras fueron ahogadas por el estruendo de las balas y las bombas." escribe Victor Juan en la conclusión de su prólogo.
Que lástima, que oportunidad perdida, que lejos queda esto.
Quizá este libro mueva voluntades nuevas, quizá empiece a cundir el ejemplo. No se si quedan maestros como Freinet, o como Omella.
Yo, de momento, he hecho algún agradable descubrimiento......
3 comentarios
José Luis -
Y sí, Merce. Si es que ya tengo un poco de criterio, Mariano Coronas merece un hueco bien gordo en el apartado de maestros esplendorosos. Buena parte de lo que hago, o intento, en clase tiene que ver con él.
Un saludo.
José Luis -
merce -
Por cierto, de esos maestros a los que tú haces referencia en el post, da la casualidad de que nosotros en el colegio público Miguel Servet de Fraga,al que asisten mis dos hijas,tenemos uno que se lleva la palma. Se trata de Mariano Coronas. Un maestro de maestros, un profesor que enseña a amar la lectura por encima de todo. No en vano y gracias a su esfuerzo y tesón hemos ganado el primer premio de bibliotecas escolares de España. Os invito a que os paséis por su blog ya que en él hacen muchos comentarios sus alumnos de 6º de primaria
http://gurrion.blogia.com