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Cien años de soledad

Cien años de soledad

"Cien años de soledad" es sin duda el primer libro que me deslumbró en serio; siempre he dicho que es uno de mis favoritos aunque mi historia con esta novela no empezara muy bien.

Había oído hablar del él pero para mí aquella época era de total "economía de guerra" (estaba en el instituto) y no estaba en condiciones de comprármelo así que conseguí que me lo prestase una compañera de clase.

Creo que hice como tres intentos de leerlo pero enseguida me quedaba atascada. Demasiados personajes con los mismos nombres: Arcadio, José Arcadio, Aureliano , todos siempre bailando alrededor de Úrsula.... empezaba a eternizarse en mi mesilla pero me sentía incapaz de devolverlo sin haberlo leído. Alguien me contó que se había hecho un árbol genealógico para seguir la historia y sus protagonistas pero eso a mí no me parecía bien: una novela no puede ser destripada así, no vale. Uno debe dejarse llevar por la historia, nada más.

Una noche decidí hacer un último intento...y resultó. Encontré la puerta para entrar a Macondo y al mundo mágico de García Márquez, o quizá  es que era mi momento para entenderlo, quien sabe.

Me zambullí en la novela completamente, era como una droga: leía en la cama  a las tantas de la mañana, en el autobús durante el breve trayecto al Instituto... no la podía dejar. Me era imprescindible saber que pasaba con aquella fantástica familia, sobrecogerme con la herida que el tiempo, la historia y sus vicisitudes dejaba en ellos, pensar de esa forma mágica en las cosas que en la vida real nos hunden aunque en aquel momento yo estaba muy lejos de comprender mucho de lo que allí se contaba:

"Amaranta Úrsula y el pequeño Aureliano habían de recordar el diluvio como una época feliz. A pesar del rigor de Fernanda, chapaleaban el los pantanos de patio, cazaban lagartos para descuartizarlos y jugaban a envenenar la sopa echándole polvo de alas de mariposa en los descuidos de Santa Sofía de la Piedad. Úrsula era su juguete más entretenido. La tuvieron por una gran muñeca decrépita que llevaban y traían por los rincones, disfrazada con trapos de colores y la cara pintada don hollín y achiote, y una vez estuvieron a punto de destriparle los ojos como le hacían a los sapos con las tijeras de podar. Nada les causaba tanto alborozo como sus desvaríos. En efecto, algo debió ocurrir en su cerebro en el tercer año de la lluvia, porque  poco a poco fue perdiendo el sentido de la realidad, y confundía el tiempo actual con épocas remotas de su vida, hasta el punto de que en una ocasión pasó tres días llorando sin consuelo por la muerte de Petronila Iguarán, su bisabuela, enterrada desde hacía más de un siglo. Se hundió en un estado de confusión tan disparatado, que creía que el pequeño Aureliano era su hijo el coronel por los tiempos que lo llevaron a conocer el hielo, y que el José Arcadio que estaba entones en el seminario era el primogénito que se fue con los gitanos.."

Todo el libro es una locura deliciosa y cruda, como una lupa de colores a través de la cual ver el mundo desnudo en su  miseria y su humanidad. Te hace sonreír, te estremece, te horroriza y te enternece...lo que hace la vida.

García Márquez me abrió entonces la puerta al mundo mágico de la literatura sudamericana que, en un tiempo, me envolvió (recuerdo también la maravillosa "Gabriela, clavo y canela" de Jorge Amado) y que estos días que se celebra su ochenta cumpleaños se rememora.

Hay algo en mí muy cercano a ese surrealismo simple y en cierta manera tierno. Me encanta esa forma de ver la vida, ese punto de humor y verdad, esa sencillez. Encuentro música en esas letras.

Retomo el libro, ahora ya en mi poder, y pienso que quizá es hora de releerlo: de dejar que las hormigas invadan mi casa como allí, de ver como asciende a los cielos Remedios La Bella, de absorber la poesía de ese texto y el fondo de verdad cruda que envuelve. Creo que no me decepcionaría, es imposible después de leer, ahora al azar, esto:

"Viéndolo montar picaportes y desconectar relojes, Fernanda se preguntó si no estaría incurriendo también en el vicio de hacer para deshacer, como el coronel Aureliano Buendía con los pescaditos de oro, Amaranta con los botones y la mortaja, José Arcadio Segundo con los pergaminos y Úrsula con los recuerdos."

La imagen es un aguafuerte del artista colombiano Pedro Villalba. La presentó en una exposición que el  Museo Nacional de Arte (MNA) de Bolivia presentó en noviembre de 2004 con el título "Cien años de soledad al aguafuerte" y que reunía 120 grabados que ilustraban la magnífica novela de Gabriel García Márquez.

8 comentarios

vanesa -

cien años de soledad una novela fantastica q te lleva a imaginar un mundo de fantacias... puedes identificarte con su historia y con sus personajes.. todo se mezcla en un mismo mundo de fantacia y realismo en el que todos vivimos cada personaje tiene una historia distinta como todos en el mundo y algo que contar, una historia llena de locuras y secretos donde puedes sentir que muchas veces tiene mas sentido que el mundo en que vivimos por eso es tan espectacular y unica esta historia

patus -

Yo lo leí en mi adolescencia...era imprescindible. Pero mi preferido es El amor en los tiempos del cólera.
Besos

inde -

Yo con el que no podía fue con "La ciudad y los perros", de Vargas Llosa, el primero de literatura sudamericana contemporánea que cayó en mis manos. Tremendo. Y luego me cogí "Tres tristes tigres", de Guillermo Cabrera Ifante: ojú. Así que, ya vacunada, cuando pillé los "Cien años de soledad", me lo metí entre pecho y espalda tan contenta. Y, en fin, confesaré una cosa: algunas de las historias tan surrealistas que cuenta, salvando el paisaje (obviamente), me recordaban bastante a las que yo podría haber contado de algunas vecinas que tenía en el pueblo... (Y no estoy exagerando: palabrita del Niño Jesús.)

Paula -

Pues yo no pude con él, tendré que volverlo a intentar.

Sin embargo, con su libro "del amor y otros demonios", puedo decir que me trastornó y me obsesionó, y durante bastante tiempo, la imagen de sus protagonistas me persiguió y se metió en mis sueños


Cosicas que pasan

un besazo, guapa

Estrella de Mar -

Yo créo que pasé al menos 4 meses intentando leerlo..y de repente me ocurrió lo que tu cuentas, que por lo visto nos pasa a muchos!!
Es un libro mágico, como todos los de García Marquez.

Yo soy una enamorada de los escritores sudamericanos.
"Como agua para chocolate", de Laura Esquivel es uno de mis preferidos...y Isabel Allende, con "La casa de los Espiritus", "Eva Luna"...yo creo que tienen una forma de sentir especial y así lo plasman en los libros...

Me emocionó el post de la hipoterapia, me encanta leerte y ver a través de tus ojos como las pequeñas cosas se transforman en algo especial..en magia.

Feliz finde!!

Javier López Clemente -

Creo que este libro de dio un empujón importante para intentar contar historias.

Salu2 Córneos.

Luisa -

Me reconfortáis, porque yo creí que era la única a la que Cien años... no le había enganchado a la primera: hace mucho tiempo lo confensé a alguién -ya no recuerdo quién- pero sé que fui mirada como una hereje. Después, sí, como a ti, Inma, después Macondo fue subyugante. Pero venero mucho también Crónica de una muerte anunciada y El amor en los tiempos del cólera.

Jorge -

Recuerdo que me ocurrió un poco como a ti. Tuve mucho tiempo en la mesilla el libro sin leerlo, y cuando me metí en él se convirtió en una droga sublime hasta que lo hube finalizado. Me encantó. Me atrapó. Me hizo pensar mucho. Lo disfruté plena y verdaderamente. Fue una verdadera delicia.

Un beso

(Me gusta lo que cuentas de Alapacas. Me alegro de verdad.)