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LaMima

Miradas

Miradas

Lo he hecho con total premeditación.

Un sexto sentido me ha advertido cuando estaban a punto de cruzarse conmigo: la pregunta de él, el silencio incómodo de ella al pasar a mi lado..."le está hablando de nosotras- he pensado",  así era. Ainhoa revoloteaba alrededor de la silla de paseo buscando su paquete de gusanitos.

Me he girado altiva cuando me han sobrepasado. Ella entonces ya le hablaba y él, con disimulo, a vuelto la cabeza hacia nosotras. Al encontrarse con mi mirada ha bajado los ojos sobresaltado. He esperado un poco más y....sí, ahora era la mujer la que miraba. También ha chocado con mis ojos y, claro, también se ha vuelto avergonzada.

Iba con ellos un niño pequeño, seguramente poco mayor que Ainhoa. Probablemente ella me había visto cualquier otro día y había reparado en que mi hija no era como los demás. Probablemente. Quizás incluso ya le había hablado a él de nosotras y este encuentro nos confirmaba.

Me he sentido un poco mal por provocarles de esa forma, estoy segura de que se han sentido tremendamente incómodos y, en cierto modo, culpables. No había nada malo en sus miradas,  solo sorpresa y yo les he enfrentado con cierta soberbia.

Supongo que me voy preparando, me voy poniendo a prueba para lo que me espera. He de encontrar mi forma de soportar, asumir y enfrentar las miradas. Debo saber calibrar bien su sentido para no ser injusta, pero tener el valor de dar el alto cuando haga falta. Carmen me dijo un día que eso nunca se supera, seguro que tiene razón. Siempre tendré, como madre, preparada para clavarse la punta de una daga. Donde mas me duele. Pero, como sea, he de encontrar la forma de aguantarla.

(He encontrado este dibujo tan curioso aquí.)

13 comentarios

Okok -

A mi hijo lo miraban raro, y hasta preguntaban delante suyo si era adoptado, por algo tan sencillo como que él es mulato y yo soy blanca. Me imagino lo que puede llegar a ser tener otros tipos de diferencias...

En el colegio al que va Hugo, hay varios niños con distintos problemas de psicomotricidad, o que les faltan miembros del cuerpo, y todo el colegio lo tiene tan asumido que hace unos meses pasamos por delante de una excursión de deportistas de los Special Olimpics y a mi hijo, de 11 años, le costó mucho darse cuenta de qué hablaba la gente que comentaba que "pobrecitos, míralos"... No sólo me preguntó un par de veces, sino que hasta le extrañó de que la gente parada en el semáforo se dedicara a compadecer a unos chavales que parecían pasárselo tan bien...

Leodegundia -

Comprendo tu posición y tu reacción, pero aunque es difícil tendrás que intentar no cubrirte con una capa de agresividad pues el que alguien te mire o mire a tu hija no significa desprecio ni pena, se suele mirar lo diferente pero en esas miradas puede haber mucho amor.
Eres valiente al reconocer que puedes ser injusta.
Un fuerte abrazo

patus -

Otra cosa: también habrá miradas de gente que, como yo, siente un gran deseo de proteger a los que percibe como más vulnerables. Creo que es importante que no transmitas tus temores y prejuicios a Ainhoa.
Estoy segura que como cualquier mamá hacés lo mejor que podés, me atrevo a comentarte esto porque pienso te puede servir. Pero si en algún sentido te lastima o no te sirve y preferís que me calle, basta con decirlo. Que acá no estamos para ser diplomáticos.
Besos y hermosas fiestas.

patus -

Lamima: conozco esas miradas por andar por la vida con mi prima y porque yo misma debo mirar a veces con desconcierto a otras personas "distintas". Pero la mirada no siempre es mala y no siempre duele....me lo ha dicho ella en nuestras largas charlas.
Un beso

SantiNoBrain -

¡Ójala pudieramos mirar como miran los niños! No ven diferencias. Hasta que nosotros se las inculcamos.
¡Qué malos nos hacemos cuando crecemos!
¿Será demasiado tarde para contraer el síndrome de Peter Pan?

patri -

Cuando era jovencita miré con guasa a una señora que llevaba peluca, me parecía ridícula... años más tarde supe que hay gente que se la tiene que poner por obligación. No he conseguido quitármelo de la cabeza y me he arrepentido de mi actitud muchas veces. Sirva este arrepentimiento como disculpa... y para los que han mirado así a mi princesa también. Un beso

Jorge -

¡En absoluto molestas! ¡Por favor! Gracias por tus comentarios.
Te seguiré por ésta, tu casa virtual, siempre con tu permiso.
Un abrazo.

lamima -

Todo se andará, sí. Paciencia. Iremos superando las cosas conforme nos vengan, no hay mas remedio. Solo espero ser justa.. para todos (para mi hija también)y estar templada "casi" siempre. Gracias por el apoyo.

Vesania.- -

Es muy complicado. La mayoría de las miradas supongo que son de lástima, que imagino que después de las de burla (imagino que apenas tienen que haber, aunque tal y como es la gente, vete a saber...), tienen que ser las que más duelen. Supongo que la gente no sabe reaccionar, y vuelve la mirada. A lo mejor esa gente debería de aprender, deberiamos de aprender todos, de una vez, que todos somos normales, personas de carne y hueso, con nuestros sentimientos y pesares, y que es perfectamente normal ver gente de dos metros o de uno, de 200 kilos o de 50... estamos tan estereotipados que cualquier cosa "se sale de los corriente, de la norma". La gente te mira por la calle si llevas el pelo azul, si eres muy feo, o si tienes unos cuantos kilos de más... ¡ya está bien! ¿no?, por qué no dejamos vivir sin "señalar"??.
La verdad, es que no sé si se supera algo así, con algunas actitudes tiene que ser complicado desde luego, pero al menos hay que intentar normalizar la situación, aunque sea una misma, y aunque sea para devolver esas miradas altivas y soberbias mientras vez la felicidad de la peque localizando por fín su bolsa de chuches...
Besos.
Carmen.

Luisa -

Por cierto, me encanta el dibujo. He buscado el sitio de donde lo has traído y he visto que el grafitero, autor, del dibujo, tiene cosas preciosas. Ojala las miradas con las que nos cruzamos tuvieran el brillo y la delicadeza de esas dos margaritas. Besos otra vez, niña.

SantiNoBrain -

La curiosidad es inevitable. Todos la sufrimos y necesitamos comprobar, con nuestros propios ojos, que es cierto lo que vemos (parece de perogrullo, pero en realidad lo es).
La diferencia es el sentido de la mirada. Si miras para confirmar o para compadecerte. Y, en este segundo caso es cuando entra la defensa de la madre. Seguro que esa pareja no vuelve a mirarte a los ojos.
El otro día nos cruzamos con un niño en silla y con un tubo para respirar. Ixeya, que parece que no se fija, nos preguntó el porqué del tubo. Te aseguro que tuve que volverme (no lo había visto) para explicárselo. Y, si nosotros lo vemos normal, ellos también lo verán normal.
Un beso de nuestra parte para ambas.

Luisa -

Inma, yo ayer hice algo parecido. Me parece que en los rostros de las personas que se quedaban mirando a Daniel en su silla no había tampoco nada más que un poco de curiosidad, seguramente un gesto casi automático al ver algo inesperado: un niño en silla de ruedas y con el gesto algo despistado -no le gustan las multitudes. Pero yo también alcé por dos veces mi mirada y aguanté la de ellos cuando se sintieron observados a su vez.
Hace tiempo que ya no me molestan en general, cuando paseo con mi sobrino, las miradas. A veces hasta las entiendo. Pero de vez en cuando no puedo ni quiero evitar que quienes observan también se sientan observados ¿por qué no?
Besos, besos, besos.

Fernando -

Duro camino el que tienes...no creo que se superé, pero quizás se puede atemperar...la gente miramos lo "raro"..lo que no es normal con ojos de sorpresa, complicidad, extrañeza...todo eso es ciertamente comprensible...lo malo son las miradas burlescas, las sonrisas medio disimuladas...esas duelen mucho más y son a las que a lo mejor sí que tienes que acostumbrarte ...somos raros los seres humanos!...ya te dije en una ocasión que si yo hubiera vivido en la época de Esparta me hubieran tirado por un acantilado al mar...por lo menos tienes tiempo para asumirlo poco a poco...y el apoyo de todos nosotros...un beso