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LaMima

De pasiones y desánimos

 

Ayer me levanté descubriendo que alguien echa de menos la pasión que un día puso en las cosas . Si, el tiempo nos va cambiando.

Terminé el día constatando que esa misma entrega puede hacernos sentir un ser peor.

Yo siempre he sido muy vehemente defendiendo mis ideas. Cuando era pequeña eso me traía muy mala fama así que un día, allá por los catorce años, decidí hacer algo para cambiar. Practiqué eso de dar cien vueltas a la lengua dentro de la boca antes de decir algun improperio.

La cosa al principio no fue mal, pero pronto comprobé que las palabras que no salían de mi boca se iban almacenando dentro de mí y con el tiempo se volvían dardos. Al final siempre llegaba un punto en que el saco no daba para más y esos dardos salían desaforados en el momento menos indicado. Mal asunto, me dije.


Es cierto que con el paso de los años, y sobre todo debido a las circunstancias, yo también me he cubierto de corcho y ahora miro de lejos algunas batallas que antes me hubieran soliviantado. Pero no siempre. Soy lo que soy, y de vez en cuando se me despierta el bicho y entro al trapo. Luego acabo derrotada, yo también, y diciendo como ella:  ¡pero ¿quien me ha mandado..?!

10 comentarios

Rafa -

Muy bueno el artículo

Cesc -

Yo también creo que tienes razón

patri -

uy! mil disculpas... acabo de leer los enlaces. Al principio había visto en tus líneas lo que a mi me preocupaba y he hecho el comentario desde mis tripas (pero no tenía nada que ver con el asunto) He hecho mías tus letras desde mis problemas. Lo de los enlaces me ha encantado (así también me siento yo), y sobre todo la guerrilla de las cartas al Semanal (leí la re-carta el domingo y me sorprendió, pero la aparqué, desde que estás en tu rincón no podemos tratar los temillas de actualidad como antes). Que sepas que a veces me siento un poco vacía sin esos comentarios radio-socio-politicos mañaneros que nos marcábamos antes y que nos ponían tan al día. Termino con más disculpas y agradeciéndote que me abras los ojillos una vez más.

patri -

Hola maja, desgraciadamente "touchée": lo del bicho, lo de morderse la lengua hasta sangrar, lo de contar hasta 9 millones, lo de llorar de rabia por no poder decir claramente lo que piensas. A mi no me han llegado ni el corcho ni el gramur. Ya te he dicho muchas veces que para nosotras el "estres" se disfraza de "histeria" (o al menos eso piensan algunos de los hombres que conozco). Que les den!. Más besos.

Paula -

Me temo yo también que los que no nos sabemos callar, tarde o temprano acabamos delatándonos

Evidentemente lo digo porque me incluyo, y porque además
en muchas ocasiones, no sólo me hace reir de mí misma, sino que me hace sentir bien.

Que tanto autocontrol digo yo, no puede ser bueno

patus -

Es muy difícil permanecer impávido frente al mundo.

lamima -

Me temo que tienes razón, Fernando.

Fernando -

Uno no cambia nunca...sólo se matiza...besos

lamima -

Vaya, recorcho. Creía que la edad me había traido ese "glamur" de la serenidad.
Bueno que ya reconozco que de vez en cuando me remuevo, que el bicho tiene insomnio, vamos.

inde -

Tú lo que tienes es muy mala memoria, guapa: si quieres, te reenvío un mensaje que me enviaste hace poco, cuando aún no tenías blog, por si quería hacer un post sobre los tocapelotas que saben meterte el dedo en el ojo con un tema hasta que se te hace la sangre redonchicos. ¡Llegas a tener el blog abierto y se te incendia!
Juas, juas, juas... Que se ha cubierto de corcho, dice...
;)