Blogia
LaMima

FATAMORGANA, de Luisa Miñana

FATAMORGANA, de Luisa Miñana

Zaragoza, Ziercity, se derrite estos días bajo un calor sofocante e infame, "aplanador" que nos tiene rotos.

Esta noche el cierzo parece que vuelve a casa para darnos un respiro, pero no me puedo resistir a dejar aquí esta maravilla que Luisa Miñana tejió en su día para ese maravilloso poemario que es CIUDADES INTELIGENTES.

Página 67. Imprescindible.

FATAMORGANA

No hay ciudad ni cuerpos que resistan íntegros bajo los treinta
y ocho grados centígrados despóticos, que resisten mi cuerpo
y la ciudad que habito con mi cuerpo, verano tras verano,
bajo un sol sin paréntesis.
Las ciudades se vuelven cristalinas y los cuerpos,
como el mercurio, densos. Imposible caminar con los pies
inflamados y los ojos en llamas. Incluso mirarse es complicado,
con tanto resplandor.
Entonces comenzamos a no reconocernos y atravesamos
toda clase de alucinaciones. Casi desnudos y casi ciegos,
somos todos iguales.
Desde hace más de dos o tres mil años la ciudad donde habito
se ha ido desgastando a treinta y ocho grados bajo el sol. Jamás
ha habido tregua. Por eso todos sus habitantes
somos bastante incrédulos y muy desconfiados. Por eso,
y a causa de la perturbadora y contagiosa Historia,
a las alucinaciones las llamamos sueños, grandes planes, y amor,
incluso amor eterno, y rascacielos.
Debido a las alucinaciones engordamos para el frío
y, abrigados hasta las orejas, aullamos por las avenidas
o invernamos dentro de los bares observando las plazas
congeladas, que son como gigantescos espejos telescópicos
orientados al infinito, al silencio previo al silencio,
a la nada anterior al amor entre los cuerpos. Resistimos.
Algunos resistimos todavía.
Nos hemos adaptado al extremo calor y hemos modificado
selectivamente nuestra anatomía: cada uno de tus brazos,
amor mío, es una estrella
y otra cada una de tus piernas y otra tu cabeza, y tu boca,
bajo la luz alucinógena del sol, es el más insostenible agujero
negro de mi vida, túnel cósmico del viento,
cuerpo succionado. Porque a treinta y ocho grados a la sombra
el amor es quieto e imposible por definición, como el desierto
del cielo, como la impenitente Historia.
O como el Infinito. Como la Vida. Como el Hielo.


La imagen viene de aquí https://www.google.es/search?q=zaragoza+calor&biw=1280&bih=923&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ei=aE-cVZnOJ8f0UuC-rIgL&ved=0CAYQ_AUoAQ#imgrc=KWha3-4frasxAM%3A

0 comentarios