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LaMima

De lo que cuesta, a veces, facilitar las cosas.

De lo que cuesta, a veces, facilitar las cosas.

Hace ya un tiempo que hemos comenzado a acudir a la piscina con Ainhoa de forma regular. Una vez (tristemente) terminadas las sesiones de fisioterapia con Bea, y después de consultar su opinión, pensamos que la mejor forma de continuar el cuidado de su cuerpo era tomarnos en serio la natación, así que nos pusimos en manos de CAI DEPORTE ADAPTADO, y desde octubre vamos por allí un día (de momento) a la semana.

El asunto consiste en dejar a Ainhoa en manos de Diana, su monitora, y volver por ella media hora más tarde así que durante ese ratillo he aprovechado para leer un poco y, como no, hacer amistades. Como es inevitable que entre las madres y padres de hijos “diferentes” surja una corriente de simpatía he terminado por hacer muy buenas migas con una moza que acude con sus trillizos, también de seis años.

Me contó que sus hijos (dos niños y una niña) nacieron muy prematuramente y a consecuencia de ello arrastran distintos problemas, especialmente uno de los chicos. Acude pues dos veces por semana a la piscina y se pega ahí un buen rato ya que los tres no tienen las clases al mismo tiempo; el más afectado tiene sesiones él solo con la misma monitora que Ainhoa mientras los otros dos acuden juntos la hora anterior.

Así pues, la moza se pega desde las 17,00h hasta pasadas las 19,30h. en el recinto buscando la forma de que los niños que no están nadando hagan los deberes mientras terminan sus hermanos (llegan demasiado tarde a casa para hacerlos allí).

Las instalaciones cuentan con varios vestuarios: uno de niños, otro de niñas y uno mixto además del obligado de señoras y señores.

Comenzó utilizando el mixto pero, como es el más concurrido, era imposible tener un hueco razonable para trabajar (por no hablar del follón que se monta y que desconcentra a cualquiera) así que optó por quedarse en el de niñas, más tranquilito.

Le duró poco: una mamá le llamó la atención y le dijo que en esos vestuarios no podía haber chicos.

Cuando me lo contó me quedé muy sorprendida: vale, si, es un vestuario de niñas pero estamos hablando de que allí, en ese horario, los niños que acuden no pasan de los seis años….¿de verdad molesta tanto?¿a quien?¿a la niña o a la madre?...  Yo veo como cada día mi hija se cambia en el mixto sin importarle en absoluto quien la mira; al fin y al cabo todos hacen lo mismo, así que la reacción me deja helada. (Está claro que en un año o dos empezará con los pudores pero no es cuestión que yo le adelante la cosa ¿no?)

Convencida de que en el de niños le iba a ocurrir lo mismo la moza decidió ir a los vestuarios de señoras;

.. Supongo que allí no me dirán nada. Como están haciendo deberes no alborotan- me dijo

Pues no señor. Ayer cuando nos vimos me pidió que nos fuésemos a tomar un café (el chaval no tenía deberes) y me dijo que una señora se había quejado en recepción de que el niño se la había quedado mirando cuando se cambiaba.

Un niño de seis años. Con sus gaficas, sus férulas en los tobillos, su brazo alicaído, su verborrea atropellada... Seis años.

¿Os parece normal?, es que yo no le veo sentido.

Estamos fuera del tiesto creo yo. Es obvio que existen unas normas para todos, que hay que establecer un orden que pase por el respeto pero oigan, ¿de verdad no somos capaces de valorar que hay circunstancias que obligan a hacer excepciones? ¿tanto cuesta facilitar a esta mujer, que ya tiene bastantes problemas, las cosas?

Seguramente ni la primera mamá ni esa señora tan pudorosa se han parado un momento a considerar los motivos que llevan a mi reciente amiga a estar en un vestuario, digamos, inapropiado (ya ni hablo de que puedan imaginar que lo que pretende acudiendo allí no es precisamente que sus hijos se conviertan en los nuevos MICHAEL PHELPS). 

Lo que no les ha costado un segundo es protestar y ponerla colorada.

Pues eso; que gracias por nada.

12 comentarios

http://lareinadelkaos.blogspot.com/ -

Mi hijo ya tiene 6 años, tendré que continuar llevándole a la piscina porque su enfermedad es degenerativa y empeora con la edad,y me da igual lo que digan las señoras, es más, me dan pena, seguro que tienen un montón de complejos, por fortuna en la piscina donde vamos hay vestuarios con puerta cerrada de 1,5 metros cuadrados para mandarlas.

Elena -

¡Es increible! en mi club también pasan cosas de estas. Mi hijo no tiene discapacidad, pero con 5 años se quedó mirando a una mujer mientras se vestía y rápido dijo eso de Niños aquí No, y le dije, señora, tiene 5 y por norma puede hasta los 6. Mi hijo no se asusta porque está mas que acostumbrado a ver a su madre, tranquila...Aún así, llamó al guarda y cuando me vió se echó a reir, y es que a veces, es lo único que se puede hacer a éstas personas...reirse de ellas por sus actitudes. Espero que tu amiga encuentre pronto un lugar donde poder hacer la tarea...árdua labor, madre de trillizos, con problemas y encima, tener que aguantar a señoras estúpidas que no tienen nada mejor que hacer en la vida.....GRACIAS por NADA.

Javier López Clemente -

Venía a decir lo que ya ha dicho José Luís. Tanta normativa termina por arrinconar al Sentido Común que va siendo, poco a poco, el menor de los sentidos. Aunque claro, ¿cuanto nos queda de sentido comùn, de ese segundo para reflexionar, de dar un paso y preguntar a la madre los motivos que le han llevado a tener al niño allí? Falta, ante todo, comunicación.


Salu2 Córneos.

laMima -

Veo que estáis conmigo en que el "orden" no justifica tanta mencatez.
A mí me dan mucho coraje estas cosas, de verdad. Sobre todo porque siempre pasan por una falta de empatía, una simpleza imperdonable.
Y porque hacen daño a gente que no lo merece. En serio.
Gracias guapos.

Robespierre -

Cuando era pequeño (y de eso hace ya bastante) acudía con mi madre a unas piscinas públicas de las Hermandades del Trabajo. Estamos hablando de la época franquista, y de una España, en teoría, mucho más pacata y represiva que la actual. Pues bien, por entonces, sólo había vestuarios de hombres y de mujeres. En ambos podían entrar los padres (madres a un lado y padres al otro) y sus hijos o hijas menores de 8 años. Nadie se rasgaba las vestiduras y ni a nadie le parecía mal. Parece evidente que con esto que hoy nos traes, en algunas cosas vamos hacia atrás, o es que hay determinadas personas que.... mejor no lo digo.

Saludos.

Ybris -

Ya veo que cuesta facilitar las cosas cuando hay gente tan poco flexible y hasta tan exquisita como intolerante.
Como siempre habrá que sobreponerse. A fin de cuentas todo se hace por quienes,como Ainhoa, lo disfrutan, lo necesitan y aprovechan.

Besos.

miguelgato -

Pero si eso es mu facil, hay contestaciones mu conciliadoras.
Por ejemplo, a la mamá que decía que no puede haber chicos en el vestuario femenino, se le contesta:
"Pues vete tu"
A la mamá que se quejó en recepción mejor no digo nada, porque estos comentarios los leen menores.

Se fusila poco.

Lamia -

También mi sobrina ha pasado por esa experiencia de la piscina, el berreo y los problemas de las mamas que dicen que sus otros niños se asustan. Y, en este caso, son los demás los que miran a mi sobrina. Así que, por una vez, ¿qué más da que los niños miren a las señoras? Si no quieren que les miren, que se escondan ellas, hombre. Ya vale de esconder siempre a los mismos.

Inde -

Lo malo es que les hacen caso, a esos obtusos. Eso es lo malo.

José Luis -

Cada día más, las normas y "lo oficial" sustituyen al sentido común y ofrecen un paraguas estupendo a los obtusos y cerradicos de entendederas. Te contaría unas cuantas de estas en la escuela para echarse a llorar.

Un saludo.

mamadegemma -

Yo sé algo del tema, mi hija (su discapacidad es intelectual) va a piscina (grupo"normal") desde hace dos años. los comienzos fueron muy duros, pegaba unos berridos espantosos hasta que se adpató.
El curso siguiente, tuve un problema con la coordinadora de la piscina, que quería enviar a mi hija a otra piscina donde daban clase a niños con discapacidad. Me negué en redondo, alegando que la niña había hecho ya un curso allí y lo había superado satisfactoriamente. Al final la coordinadora tuvo que ceder, de mala gana, al acusarla yo de discriminación.El curso fue un problema, por culpa de la monitora, que decía que mi hija le daba muchos problemas...Ahora hace el tercer curso en la misma piscina.. y todo va sobre ruedas.. una monitora fabulosa, que sabe llevarla muy bien, y mi hija es una niña más del grupo, no es diferente. Os cuento esto, porque el mundo de la discapacidad es muy duro, difícil, sea del tipo que sea, aunque como es mi caso, a simple vista no se note. Siempre hay gente que no acepta a los que son diferentes, y yo creo que hay que conocer a las personas antes de juzgar si pueden hacer o no cualquier cosa. Y sí, hay mucha hipocresía y doble moral. bravo por Ainoha y el "sistema" que por una vez os ha funcionado

María -

La gente está fatal, esto cada vez se parece más a la hipócrita y remilgada cultura norteamericana.
Deporte adaptado, eh? Nena, estás en todo a la última, voy a ver si hay alguna escuela de natación para Martina para el curso que viene.
Besos y a abrigarse mucho, que la cosa está peligrosa de verdad