LaMima |
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Hace un par de semanas nos propusimos retomar nuestro afán andarín por los senderos del Pirineo. Este invierno ha sido duro y el verano pasado estuvimos algo vagos con el tema (mi santo no se veía con fuerzas de cargar con Ainhoa a la espalda) así que, en vista del soberbio desentreno, decidimos empezar por lo fácil: una visita a la Bal d’Igüer, uno de nuestros lugares favoritos. No es frecuente tener acceso fácil a un lugar tan hermoso cuando se va con niños. Este barranco próximo a la localidad de Aisa es uno de esos sitios a los que se puede acudir sin problemas así que solemos ir con relativa frecuencia (amén de que en verano, para alborozo de Ainhoa y Daniel, suele estar lleno de vacas pastando por ahí a sus anchas; el aliciente definitivo.) Así que, aunque después de las fuertes nevadas yo no tenía muy claro que pudiésemos llegar hasta el final, hacia allí enfilamos el domingo por la mañana. Salimos de Villanúa y enseguida nos desviamos a la derecha para pasar Aratores, después Borau y luego Aisa Pasados unos 2 km. desde Aisa giramos hacia la derecha por una pista forestal asfaltada que tras unos 6 km. termina en una reja metálica en cuyos alrededores se dejan los coches para continuar a pie el acceso al barranco..... en condiciones normales, claro, porque esta vez no pudo ser. Un par de kilómetros antes de llegar a esa reja nos encontramos con la sorpresa.... Segun nos comentaron unos caminantes que nos cruzamos, el alud se produjo a finales de enero pero ahora, ya avanzado el mes de marzo, continúa cortando el paso y no hay forma de seguir el camino si no llevas crampones o raquetas... Reconozco que nunca había visto de cerca el resultado de un alud y ver aquellos pinos enormes tirados como acelgas me impresionó bastante. A partir de ahí, como digo, el camino era inaccesible para nosotros... ...así que, dispuestos a no perder la mañana, decidimos dar una vuelta por los alrededores y nos encontramos con la agradable sorpresa de una especie de área de recreo preciosa junto al río allí mismo. El sitio invita a paseo por los alrededores, bocata y remojete de pies (en verano claro; el otro día el agua estaba helada.. deliciosa). Pues así resolvimos la mañana, y os aseguro que mereció la pena. Nos conformamos con ver de lejos el pico Lecherín y el Rigüelo dejando para otro día acercarnos por allí de nuevo.. Javier López Clemente me preguntó hace poco por qué me gustaba tanto la montaña y no recuerdo qué le contesté pero ahora solo se me ocurre decir que me hace feliz. No sé explicarlo. La sensación de respirar una incipiente primavera junto a esas nieves que se resisten a desaparecer, el sol, el silencio roto por el rugido del agua bajando furiosa .... es algo mágico. Comentarios » Ir a formulario Fecha: 31/03/2009 08:55. Fecha: 31/03/2009 09:53. Fecha: 31/03/2009 23:39. Fecha: 01/04/2009 00:41. Fecha: 01/04/2009 13:22. Fecha: 02/04/2009 05:19. Fecha: 02/04/2009 17:21. |
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