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En fase de 'descampamentización'(solidarios por devoción)

En fase de 'descampamentización'(solidarios por devoción)

Ya ha pasado poco más de una semana desde el final del campamento; el día 27 se repitió el ritual de despedida en la plaza de Zestoa. De nuevo un grupo de chavales envueltos en risas, lágrimas y un sinfín de gestos de complicidad nos demostraron que esa semana juntos sigue siendo una buena idea. La mejor. Todos; grandes, pequeños, monitores, críos y padres lo hemos visto.

Solo les ha hecho falta estar unos  días a su aire. Convivir, mostrarse, comprobar que pueden ayudar (que todos necesitamos ayuda), que siempre hay un espacio y un momento para compartir cosas, distintas e iguales …. aprender así es sencillo y cierto y los críos saben aprovechar la oportunidad.

Insisto, no se trata de lecciones magistrales, aulas de aprendizaje ni cosas de esas. El campamento está pensado simple y llanamente para divertirse juntos y eso es lo que han hecho. Con o sin discapacidad aparente u obvia, que no hay más.

Me surgen muchas anécdotas que contar (y eso que yo solo me entero de la millonésima parte de lo que ha pasado allí) y en ello estaba pero, después de leer el post que Luisa Miñana colgó ayer en Un blog para Danel; “Insolidarios por tradición” no dejo de pensar en el verdadero  regalo que es la experiencia de este campamento (bueno, y en la ansiada escuela inclusiva y en las oportunidades que estamos perdiendo para muchos chavales con los modelos frenéticos y salvajemente competitivos de educación al uso. Y la que nos viene).

“Al parecer no entra en nuestros esquemas personales y sociales para la integración el derecho a compartir el ocio y la alegría”- dice Luisa, y no puedo menos que darle la razón leyendo lo que nos cuenta, jolín. Y por eso mismo veo que experiencias como la de este sencillo campamento de siete días son una forma simple, efectiva y divertida de dejar que los chavales se abran al mundo total y diverso con la naturalidad que merece.

Pensando también en estos días, y al hilo de ese post que os cuento, he recordado la conversación que tuve a principio de curso con la nueva tutora de Daniel. Después de hablar un buen rato con ella, casi cuando nos despedíamos, surgió comentar la circunstancia peculiar de Ainhoa

.. Su hermana tiene acondroplasia, no sé si él te lo había comentado.

.. ¿Acondroplasia?, no sé qué es eso. No me ha dicho nada.

.. Si, enansimo óseo.

.. Caramba-nos dijo- ahora entiendo.

.. ¿?

.. En la primera reunión de profesores lo comentamos: Daniel es muy solidario. No es habitual en un chaval de su edad ciertas actitudes hacia los compañeros, digamos, más desfavorecidos (ella en ese momento se refería a inmigrantes). El tiene un comportamiento más amable, colaborador. Les ayuda sin que se lo pidan. Ahora veo por qué. 

Uf, nos sentimos tan orgullosos de él en ese momento …. y mira que no nos estaban diciendo nada que no supiésemos. Pero es así; tener una hermana con una discapacidad, compartir la vida con ella, ha dado la oportunidad a Daniel de abrir bien los ojos y saber valorar determinadas cosas. Sin más. 

Como él, todos sus compañeros de campamento han podido experimentar lo sencillo que es convivir poniendo un poco de su parte para que todos lleguen. Y lo bien que se lo pueden pasar en ese camino. "Compartir el ocio y la alegría", ¿qué menos?. Aquí ocurrió Luisa, volvió a ocurrir para ser exactos.

Además esa convivencia en un entorno de ocio entre chavales de distintas edades y con distintas capacidades ha creado un grupo increíble. Desde que hemos llegado a casa no cesa el “tiroriro” del wasap de Daniel con mensajes del grupo que han creado (bueno, ya empezó hace un par de años) y el otro día descubrí que siguen con la rutina diaria del buzón (esta vez virtual) para ir dejándose notas y cosas que se les van ocurriendo. Es tremendo. Es alentador.

Estamos pues, como digo en el título del post, en una cierta fase de "descampamentización" pero en lo inmediato, en lo superfluo.

El poso que experiencias como esta dejan en ellos no termina nunca. Ellos, afortunadamente, son "solidarios por devoción". Podía cundir el ejemplo.

2 comentarios

Luisa -

Dentro de todo, tenemos el privilegio de saber la riqueza que convivir en y con la diferencia aporta a la vida, a cada una de nuestras vidas. Y este campamento es desde luego todo un ejemplo, Inma. Besos.

Laura -

Me identifico totalmente con todo lo que dices, Inma. Somos tan afortunadas por poder vivir otras realidades con nuestros hijos y por las oportunidades de que ellos mismos disfrutan sin darse cuenta, como el campamento...
A nosotros con June, nos pasa como lo que cuentas de Daniel, es algo natural para ellos y debemos valorarlo e incentivarlo.
Te dejo este enlace para que veas cómo se vive en primera persona lo que tú llamas fase de "descampamentización":
http://www.maiasolagarde.blogspot.com.es/