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LaMima

Cena de empresa

Cena de empresa

Ayer tuve la cena de navidad (si, prontito pero...) de la empresa: casi mi único "acto social" del año desde que nació Daniel. Gajes de estar solos en la "capi".

Siempre tengo la mala suerte de que mi marido trabaja al día siguiente por la mañana así que, con la perspectiva de tener a mis niños "en exclusiva" todo el sábado "desde bien temprano", una no se puede estirar demasiado. Ya llegarán tiempos mejores.

Aun así me lo paso siempre muy bien, lo reconozco. Suele ser una oportunidad de ver la otra cara de gente con quien compartes más de 8 horas diarias a lo largo de todo el año y eso, para mí, es muy importante.

A parte de la inevitable frase de: "oye, pero que guapetona estás.." (vaya, se conoce el resto del año debo ser un callo; bueno es que soy la mas vieja de mi planta y he de reconocer que mis compis están de buen ver) en mi caso, y desde que nació Ainhoa, existe un cierto arropo por parte de mis compañeros que me abruma un poco pero que agradezco.

Soy afortunada por haber encontrado gente en mi trabajo con sensibilidad y humanidad, no máquinas. Evidentemente hay de todo ("como en botica") y tenemos temporadas francamente complicadas laboralmente (mucho) pero llegado el caso creo que prácticamente todo el mundo sabe tener los pies en la tierra y comportarse como personas. Me consta (y mi marido sabe mucho de eso) que esto no es fácil de conseguir y por eso nunca me cansaré de agradecerlo.

Ayer hubo algún momento emotivo de reconocimiento a gente a quien quiero muchísimo (y cuya presencia para mí sobrepasa ya la relación laboral con creces) y que merecía, desde luego, bastante más. (He prometido hacer campaña).

Me reí, me reí, me reí.

Plagiando un blog que hay por ahí, hice de mujer-tirita, con sorpresa, pero con sumo gusto. Disfruté de alguna confidencia e, incluso, de algún halago (oye, que una no es de piedra) y volví a casa satisfecha.

Hoy mis niños han tocado diana a las 8 y, somnolienta, me he levantado. Ellos son mi vida más real, la de ayer a veces parece un cuento.

No estaría de más que a lo largo del año mostráramos esa cara amable y pensáramos que el trabajo es una parte más de nuestra vida, pero solo eso. Que trabajamos para vivir y que, allí, es tan importante como en casa tener talla de personas, de seres humanos. Y que seamos un crack profesional y humanamente hablando.

Enfin. Dicho esto que me quemaba dentro, y con su permiso,  me voy a echar un rato.

7 comentarios

m ; ) -

Me gusta eso de "me voy a echar un rato"

patus -

Tener gente agradable en el trabajo es una suerte. No es lo que sucede en la mayoria de los casos. Me alegro por ti.
Un abrazo

lamima -

Chicos, la cosa está en no olvidarse nunca de que, ante todo, somos personas. Y que pasamos en el trabajo muuuucho tiempo así que merece la pena hacer el esfuerzo, de verdad.
Patri, ¿que si iba x tí? pos claro hermosa, ¡por quien si no!.
Lo del jamón...deja, deja que a mon mari no le conviene.

Luisa -

¡Qué bien que lo pasaras tan idem! Las escapaditas anti-rutina vienen estupendamente y si van acompañadas de excelentes sentimientos y querida compañía mejor que mejor. Que termines bien el fin de semana y ¡renovado aliento para la semana que viene que es de puentaaaazoooo!

patri -

Si me puedo dar por aludida... me has hecho llorar... y mucho, con lágrimas y mocos de los de verdad. Para mí también eres mucho más. Ya sé que este año tampoco habrá jamón... y que tú te mereces el de 5 Jotas. Besos

Fernando -

Lo que si hay buen rollo...alguna cenita más por la primavera, antes de la vacaciones...

Leodegundia -

Me alegro mucho de que te lo hayas pasado tan bien en la cena de empresa porque no es muy habitual que el ambiente entre compañeros de trabajo sea precisamente bueno.
:-)) Es curioso, pero las cenas de Navidad cada vez se celebran con más antelación.
Un abrazo y buen fin de semana